Angustia, protestas y presión internacional: el pulso por un recuento verificable arrecia en Venezuela

Angustia, protestas y presión internacional: el pulso por un recuento verificable arrecia en Venezuela

Los manifestantes ondean una gran bandera venezolana durante una protesta contra el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro en Caracas el 29 de julio de 2024, un día después de las elecciones presidenciales venezolanas. – El lunes estallaron protestas en algunas zonas de Caracas contra la victoria electoral reivindicada por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, pero cuestionada por la oposición y cuestionada internacionalmente, observaron periodistas de la AFP. (Foto de Raúl ARBOLEDA / AFP)

 

La ira ciudadana por la sospecha de que el chavismo ha cometido un fraude en las elecciones presidenciales del domingo se ha expendido por toda Venezuela. En tres ciudades derribaron estatuas de Hugo Chávez a golpes de mazo. Los manifestantes decapitaron una de las imágenes del comandante y arrastraron la cabeza de bronce atada a una moto con una cadena, como hizo Aquiles con el cadáver de Héctor en Troya. La gente aplaudía a su paso.

Por El País

En el país se viven horas de angustia. La oposición ha hecho público su conteo propio basado en las actas que han recopilado, que da como vencedor a Edmundo González con una diferencia muy amplia respecto a Nicolás Maduro: 6,2 millones de votos frente a 2,7. La campaña de Edmundo, respaldada por la líder opositora María Corina Machado, subió todos esos documentos a una página web para que fueran cotejables. Esas actas desmontarían el relato oficial de que el presidente de Venezuela ganó las presidenciales con un millón de votos a su favor.

La comunidad internacional desconfía abiertamente de los números que ha presentado el chavismo. En primer lugar, porque el oficialismo no ha ofrecido los datos concretos registrados en cada centro electoral. Y en segundo, al no haber demostrado que el retraso en el anuncio del conteo se debió a un hackeo proveniente de Macedonia del Norte, como denunció el fiscal general. Los países preocupados por la situación venezolana -de Estados Unidos a la Unión Europea o gigantes latinoamericanos como Brasil, Colombia y México- le exigen al Gobierno de Maduro que haga un recuento transparente, de la mano de auditores independientes, que despeje todas las dudas.

Hay mucho en juego. El chavismo debería ser el primer interesado en que se conozca la verdad de lo ocurrido esa noche, pues necesita de una victoria que le sea reconocida internacionalmente y le abra de nuevo las puertas de los mercados y las multilaterales. El chavismo no lo verbaliza, pero su condición de paria en la escena mundial molesta a sus dirigentes. Le ocurre lo mismo con la prensa extranjera, a la que ataca y desdeña constantemente y a la que, sin embargo, lee con mucho detenimiento. Esta era una ocasión para salir de este aislamiento con el que convive desde hace años, fuese con el actual presidente o con uno nuevo que normalizase la vida política del país. De hecho, estas fueron las principales razones para que se le pusiese fecha y se celebrasen estas elecciones, acordadas después de más de un año de negociación a tres bandas entre la oposición, el Gobierno y la Casa Blanca.

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