Discapacitados, campesinos, comerciantes, productores, entre otros ciudadanos, quedaron afectados durante seis días por el socavamiento del puente sobre el río Michay en el municipio Sucre de Barinas, como consecuencia de los “pañitos de agua tibia” del gobierno ante los serios llamados de atención de quienes por allí transitaban a diario.
Corresponsalía lapatilla.com
El puente está ubicado en la Troncal 5. El cauce parece inofensivo, pero en días lluviosos se comporta como una fiera que arrasa con todo lo que tiene a su paso, y lo ocurrido con el puente Michay es una muestra de esto.
El gobierno nunca escuchó y el río literalmente habló, dando una primera campanada dos meses atrás. Como resultado del socavamiento quedó un boquete que nadie nunca más cerró.
Dos trabajos hicieron y ninguno sirvió, porque colocaron granzón y piedra, subestimando la fuerza de las aguas del río, que en cada oportunidad lavó y arrastró ese material granular.
Un día antes de la caída total de la carretera en una de las entradas y salidas del puente Michay, el gobernador de Barinas, Sergio Garrido, hizo un llamado al Ejecutivo Nacional para que ayudaran con recursos para ejecutar un buen trabajo en este punto de la Troncal 5.
La respuesta se necesitaba de forma inmediata y como eso no pasó, ocurrió lo que fue advertido por conductores y lugareños que quedaron incomunicados en el municipio Sucre con Zamora y Andrés Eloy Blanco, así como los estados Barinas y Táchira.
Fueron seis días sin tránsito por la Troncal 5 y las pérdidas las siguen sintiendo quienes dependían del paso por el puente Michay.
Entre las consecuencias estuvo que el municipio Zamora se quedó sin combustible y los productores sin poder sacar el resultado diario de su trabajo en sus fincas.
Hubo personas como Milvia Guerra, que pasaron más de dos días esperando que les autorizaran el paso por una trocha, mientras que otros se arriesgaron cruzándolo agarrados de una cuerda, pero la GNB luego se los impidió debido al alto riesgo.
José Gregorio, apodado “Popeye”, aseguró que esperó cuatro días para cruzar el río a pie y, Carmina que llegaba de ver a su médico traumatólogo en San Cristóbal, también tuvo que caminar por el cauce, con ayuda de otra persona.
Pasaron seis días de labor con maquinarias, ingenieros, geólogos, profesionales hidráulicos, dejando claro que la obra se pudo haber hecho a tiempo, pero el gobierno respondió cuando quiso, no cuando lo llamaron.
Finalizados los trabajos de compactación, falta la pavimentación para definitivamente recuperar este paso por el puente Michay en Barinas.