Semana de redobles de tambores de guerra en Europa. El presidente de Francia sorprendió el lunes alertando sobre la posibilidad de enviar tropas a Ucrania. Tan impulsiva opción fue negada de inmediato por los líderes de la Unión Europea, pero el mensaje de Macron dejó abierto un paréntesis: todo recurso será válido para evitar la victoria rusa, porque la guerra de Putin es contra la Europa de la OTAN.
Putin le respondió el jueves amenazando con utilizar armas nucleares tácticas contra aquel miembro de la OTAN que despliegue fuerzas en Ucrania. Desafío abierto contra el artículo 5 que establece la solidaridad de OTAN con cualquiera de sus miembros que fuese atacado. De momento, la organización interpretó la amenaza como intento de intimidación psicológica más que un plan real.
Para la influyente presidente de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, “la amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no es imposible” y sorprendió con una propuesta también audaz: disponer de los activos rusos congelados, 270 mil millones de euros, para comprar armas y proveer a Ucrania de material militar. Una acción ante la contraofensiva rusa que está ganando terreno, mientras Ucrania manifiesta no disponer de la fuerza bélica –municiones, equipos– para frenar la acometida.
La amenaza de agresión rusa en territorio europeo, más allá de Ucrania, se hace palpable: hostigamiento diario contra los países bálticos, la primera ministra de Estonia tiene orden rusa de captura, ciberataques frecuentes, amedrentamiento a Suecia por su incorporación a la OTAN, agitación en la zona separatista pro rusa de Transnitria en Moldavia. ¿Pondrá Putin a prueba a Europa…?
No es descartable alguna escalada. Entretanto, el mensaje de Macron para Putin es claro: ni Europa está cansada de la guerra ni permitirá que Rusia la gane…