The Economist: Por qué Israel no debe detenerse

The Economist: Por qué Israel no debe detenerse

Por qué Israel no debe detenerse

 

 

 





Las fuerzas israelíes están entrando en un paisaje infernal creado por ellas mismas. Uno de cada diez edificios de Gaza ha sido pulverizado por la aviación y la artillería israelíes. Más de 8.000 palestinos han muerto, muchos de ellos niños. La escasez de combustible, agua potable y alimentos, impuesta por el bloqueo israelí, amenaza cada vez más la vida de muchos miles más.

En todo el mundo se clama por un alto el fuego o por que Israel abandone su invasión terrestre. Al oír a algunos políticos israelíes clamar venganza, incluido el desacreditado primer ministro, Benjamin Netanyahu, muchos llegan a la conclusión de que las acciones de Israel son desproporcionadas e inmorales. Muchos de los que argumentan esto creen en la necesidad de un Estado judío, pero temen por un Estado judío que parece valorar tan barato las vidas palestinas. Les preocupa que las escasas esperanzas de paz en este conflicto secular queden sepultadas bajo los escombros de Gaza.

Son argumentos poderosos, pero llevan a la conclusión equivocada. Israel está infligiendo terribles bajas civiles. Debe minimizarlas y que se vea que lo hace. Los palestinos carecen de suministros humanitarios esenciales. Israel debe dejar pasar mucha más ayuda a Gaza. Sin embargo, aunque Israel decida cumplir con estas responsabilidades, el único camino hacia la paz pasa por reducir drásticamente la capacidad de Hamás para utilizar Gaza como fuente de suministros y base de su ejército. Trágicamente, eso requiere la guerra.

Para entender por qué, hay que comprender lo que ocurrió el 7 de octubre. Cuando los israelíes hablan del ataque de Hamás como una amenaza existencial lo hacen literalmente, no como una figura retórica. Debido a los pogromos y al Holocausto, Israel tiene un contrato social único: crear una tierra donde los judíos sepan que no serán asesinados ni perseguidos por ser judíos. El Estado ha cumplido durante mucho tiempo esa promesa con una doctrina estratégica que exige disuasión, alertas tempranas de un ataque, protección en el frente interno y victorias israelíes decisivas.

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