Alfredo Maldonado: Arrinconados

Alfredo Maldonado: Arrinconados

Es feo eso que le está pasando al chavismo, lo de estar contra la pared después de ser el alma de la fiesta. Cuando comenzó la música –la marcial, sin duda, es tan bailable como lo de Billo y de Los Melódicos- todos les celebraban todo, se reían a carcajadas de los chistes aunque fuesen malos, se llevaban las manos a la cabeza cuando hablaban (con notable ignorancia) de los famosos cuarenta años de Betancourt a Caldera, descorrían los párpados cuando explicaban las maravillas que iban a hacer.

Y ahora, sus chistes son malos y nadie se rie, las manos vuelven a las cabezas pero cuando alguien susurra que seguirán en el gobierno, los párpados se descorren cuando se especula sobre su Maduro volverá a ser el candidato presidencial o presentarán a otro.

La inmediata pregunta con su retintín de ironía es ¿quién? Diosdado Cabello, que podría ser el otro y alguna vez hasta bien me cayó, los tiempos aquellos de Conatel, se encarga semanalmente de llenar de ironías y antipatías el estudio de Venezolana de Televisión. ¿Pensaría nadie en Tarek William Saab como Presidente? Jorge Rodríguez es una posibilidad por la pinta presidencial que tiene, pero cuando se molesta se le van los tiempos en la Asamblea Nacional, y hasta algún disparate se le escapa. Mejor su hermana, después de todo es Vicepresidente, ¿pero la ve alguien como Presidente? Quizás Pedro Sánchez, pocos más. A Elvis Amoroso nadie en el chavismo parece hacerle más caso que en el corral a una gallina que no pone huevos, y pocos más.





Aparte de los militares, claro está, pero en la comparación uniformada con Chávez y los hermanos Castro, poco lucen.

Al mismo tiempo los tienen contra la pared. Nadie -ni muchos de ellos mismos- cree que en una elección limpia el candidato castromadurista gane y Maduro menos, está peor en las encuestas que Gustavo Petro y Pedro Castillo-, cualquiera que se enfrente a María Corina Machado pierde y de atraco, por mucha abstención que haya.

En la oposición pasa igual, puros representantes de un pasado que ha muerto, que apestan tanto como hieden a muerto y a ninguna importancia las promesas del montón que algo esperan sacar de una primaria que sólo tiene un emblema mas o menos airoso que es la señota Machado, aunque nos da la impresión de que en su movimiento es sólo ella y nadie más.

Pero hay que inhabilitarla, impedirle que se mueva, que demuestre no tanto que está ganando como que el castromadurismo está perdiendo. Quizás eso sea lo que está pensando Manuel el filósofo del Zulia, que ahí está él, que complace y displace unos poquitos a parte y parte. No importa que en el Zulia se vaya la luz, las plazas están limpias.

Entretanto el príncipe de Cracovia da saltos para demostrar lo ágil que es, y le da un discurso a unos evangélicos tan embobados que creen que el hijo de Maduro es una especie de enviado del Señor.

Arrinconados estamos todos, entre la dedicación del Presidente Biden a salvarle los pecados a su retoño Hunter y las impercepciones de Juan González que no quiere ser colombiano pero tampoco es inteligente, la dedicación del expresidente Donald Trump defendiéndose de cuanta trampa jurídica le ponen los demócratas que también saben que un Trump candidato aplastaría a su viejito recandidato, entre los chinos discutiendo a ver cómo hacen para sobrevivir a la crisis económica que se les viene encima y Putin matando a quienes difieren de él pero incapaz de fortalecer su posición en el mundo y de ganarle a los ucranianos.

A Putin habría que decirle como aquél asesor gringo a un candidato Clinton que vacilaba, it’s the economy, stupid! Y en Venezuela también.

Todos estamos arrinconados.