Claudio Bifano: ¿Qué significa para la UCV que se elijan nuevas autoridades?

Claudio Bifano: ¿Qué significa para la UCV que se elijan nuevas autoridades?

Parte del contenido de este artículo forma parte de la ponencia del autor en el Foro IX Foro Invertido Interconectados con motivo de la LXII Convención Anua de la asociación venezolana para el Avance la Ciencia, AsoVAC

No quisiera que mis colegas malinterpretaran el contenido de este artículo, ni de otros que he escrito sobre este asunto.  Quieren manifestar solo la angustia que me causa las condiciones en que se encuentra nuestra universidad y solo por ello que me atrevo a insistir sobre la magnitud del compromiso que implican estas elecciones en este momento tan particular de la historia de la UCV.

Dicho esto, pregunto ¿Significará acaso que unas nuevas autoridades podrán por si solas revertir el desastre de la educación universitaria con el aporte financiero y las libertades que el gobierno le da? ¿Significará que la universidad, solamente a través de nuevas personas que rijan sus destinos, podrá sobreponerse al deterioro académico que sufre por la emigración de profesores, la deserción de estudiantes, el deterioro evidente de la investigación y los estudios de postrado como elementos sustanciales e insoslayables de sus funciones o la sospecha de irregularidades?  Mucho me temo que no. En el mejor de los casos las elecciones las ganarán los candidatos que adversan, o dicen adversar al gobierno, pero para el ejercicio de sus funciones estarán constreñidos a aceptar las arbitrariedades que les imponga el gobierno porque no tendrán otra manera de sobrevivir. Pocos cambios podrán hacer unas nuevas autoridades de la UCV o de cualquier otra, si no elaboran propuestas concretas que cuenten con el respaldo y el compromiso de la comunidad académica para remediar el enorme disparate que ha sido el ensañamiento contra los principales centros de conocimiento del país. 

Los tiempos han cambiado y eso hace que los compromisos que teníamos con la universidad hace décadas no sean los mismos que tenemos que asumir ahora. 





La UCV por los innegables aportes que ha hecho al país a lo largo de trescientos años de actividades es un punto de referencia para las demás universidades nacionales y tiene la gran responsabilidad de marcar los pasos a seguir para rescatarlas. Su mayor compromiso habrá de ser repensarla en sus aspectos académicos y organizacionales, ya que no es posible ni conveniente mantener la universidad tal como se concibió en 1958.  Habrá que contar con profesores capaces de dirigir con visión de futuro al Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, al Consejo de Estudios de Postrado, que encuentren vías para financiar programas de investigación y formar dentro y fuera del país nuevas generaciones de jóvenes profesores, usando recursos que complementen el mísero aporte que los gobiernos quieran o puedan darle. Proponer la reorganización de una dependencia de Relaciones Internacionales con visión moderna que pueda rendir beneficios a la universidad y de un ente que se encargue de orientar una nueva visión del pre grado, entre otras cosas de real interés académico. Pero además habrá que poner a disposición de los posibles usuarios del conocimiento del sector público y privado capacidades técnicas para resolver problemas de orden práctico, aprender a solicitar recursos a las organizaciones internacionales preocupadas por la educación, la ciencia y la tecnología y a la colaboración de nuestros colegas académicos y profesionales que han tenido que abandonar al país. 

Lo que se acerca el próximo mes de mayo en es lo que solíamos llamar la “fiesta de la democracia universitaria”. En este momento no hay nada que festejar, que no sea el compromiso de los profesores de reconstruirla. No bastaran las llamadas “cuartetas” rectorales para impulsar el resurgimiento de nuestra universidad, que, queramos o no reconocerlo, está en estado de angustioso colapso. Si las nuevas autoridades no cuentan con un amplio apoyo de un profesorado dispuesto a dar lo mejor de sí para intentar, por lo menos, trazar líneas que hagan vislumbrar ese renacimiento, seguiremos disimulando la fiesta democrática.  

¿Ahora bien, podría preguntarse, está la UCV y cuando digo la UCV me refiero al profesorado, a impulsar los cambios necesarios? Me atrevo a decir que si, basándome   en el admirable esfuerzo de muchos profesores empeñados en mantener abierta la Universidad en medio del enorme desbarajuste en que está sumida. Son ellos el corazón de la universidad gallarda que se resiste a sucumbir; son ellos la evidencia que, a pesar de todo, quedan recursos humanos muy valiosos que permiten pensar en un futuro esperanzador y esto tiene un enorme valor simbólico y práctico.  

Pero el profesorado no se puede evadir la realidad actual de su universidad. No debe limitar su compromiso a elegir unos profesores para que se encarguen de enmendar los entuertos que sufre, que no son solamente académicos. No puede seguir pensando en una universidad igual a la que tuvimos y que remunere mejor a su profesorado. Sabemos y vivimos en carne propia lo importante que es disponer de condiciones que hagan la vida posible, y valoramos mucho todos los esfuerzos que se hace en esa dirección, pero es igualmente necesario rescatar el respeto que merece la universidad como centro de formación profesional y ciudadana y no como fábrica de titulados que no alcanzan la formación necesaria para el ejercicio de su profesión.  

Defender la Universidad es y será siempre una tarea compleja. Sabemos que a lo interno   se mueven fuerzas que se empeñan en regresar a la universidad que hemos vivido por más de sesenta años, basada en un modelo de sostenibilidad que ya no puede mantenerse y en la práctica del dejar hacer y dejar pasar que ha favorecido el enquistamiento de malas prácticas en el quehacer de la universidad. 

La universidad no se defiende tratando de minimizar sus debilidades académicas y administrativas para supuestamente no causarle mayores daños, hay que tener la valentía de reconocerlas, porque su destrucción es una de las peores acciones perpetradas por un poder que se ha empeñado en destruir al país.


Claudio Bifano es Profesor Titular de la UCV. Individuo de Número de la Academia de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales de Venezuela