Guido Sosola: Futbológrafos y messiólogos

Guido Sosola: Futbológrafos y messiólogos

Guido Sosola @SosolaGuido

Tomo las expresiones de un twittero que luce como un fanático de los neologismos, siendo inevitable el tema. Nadie duda de la importancia del campeonato mundial que le ganó Argentina a Kylian Mbappé y a Emmanuel Macron, desatando la emoción de los sobrevenidos especialistas y consumados fanáticos de Lionel Messi que, por supuesto, nos tienen hartos de sus monotemáticos lances y comentarios hasta que suenen los cañonazos del 31 y nos pongan en solfa con la realidad venezolana. Sin embargo, es necesario consignar una observación obligada: Occidente está perdiendo la pelea.

En efecto, por una parte, la prensa ha propagado hasta la saciedad los millones de dólares que gana Lionel Messi o Mbappé, como si no los merecieran. Han demostrado talento y vocación, incluso, comercial en lo que es un negocio, aunque parezca dura y fría la conclusión.

Ninguno de los jugadores le ha robado a nadie esas cifras millonarias, y el hambre y la miseria del mundo se debe a sendos modelos y estrategias de desarrollo que, por cierto, pasan por debajo de la mesa, como los del socialismo del siglo XXI en sus distintas versiones. Hasta España ya no será la misma de la transición y postransición, por el camino que ha tomado.





Algo muy distinto es la supremacía e idolatría del dinero, gravísimo cuando se trata de la dignidad de la persona humana, pero los más conocidos jugadores y superestrellas del fútbol u otro deporte rentado, tienen orígenes sociales muy humildes.

Un par de cosas más, por otra parte: con sobrada razón, otro twittero puso que Messi es el as generador de dinero, mientras que el iraní Amir Nasr-Azadani, condenado a muerte por defender a las mujeres en su país, es el as de los derechos humanos. Y si a esto se suma que pasa por debajo de la mesa la vida y realidad de Qatar, como de los países afines, importando muchísimo más que el torneo mundial se haya realizado a cualquier precio, es inevitable deducir que Occidente y sus valores, pierden la pelea.