Escalofriante historia de una maestra de catecismo que asesinó a la mejor amiga de su hija en EEUU

Escalofriante historia de una maestra de catecismo que asesinó a la mejor amiga de su hija en EEUU

No hay crimen perfecto, quedó demostrado en el caso de la docente asesina, Melissa Huckeby. FOTO: iStock – San Joaquin County Sheriff’s Department

 

 

 

La inocencia de una niña impidió que pudiera darse cuenta de que su peor enemiga era una maestra de catecismo, quien cubrió sus verdaderas intenciones con una solapa de engaños y mentiras manipuladoras que lograron ocultar su sanguinario objetivo.

Por El Tiempo

El 27 de marzo de 2009 se dio a conocer la noticia de uno de los asesinatos que más conmocionó a los ciudadanos de los Estados Unidos. Se trató del caso de Sandra Cantú, una pequeña de tan solo 8 años de edad, que fue masacrada por la mamá de su mejor amiga, Madison.

Melissa Huckaby era docente de una escuela dominical de Tracy, California, y madre soltera de la mejor amiga de la víctima, lo cual atrajo la atención de todos los medios, vecinos y conocidos de la mujer, ya que todos se preguntaron cómo había sido posible que por su mente pasara la idea de haberle hecho daño a una pequeña e inofensiva niña.

 

En el momento en el Huckaby fue hallada culpable, se le imputaron cargos como secuestro, violación y abuso sexual en contra de Sandra Cantú y fue llevada a prisión para cumplir la pena de cadena perpetua, según ‘ABC’.

Registros fiscales confirmaron que la muerte de la menor ocurrió con malicia y premeditación, después de que Huckaby abusara de ella en repetidas ocasiones.

El 27 de marzo del 2009, Cantú se encontraba en clase como habitualmente solía hacerlo en la Escuela Primaria Melville S. Jacobson, donde cursaba apenas segundo grado. Luego de salir de clases, la pequeña le avisó a sus padres que estaría jugando con uno de sus amigos y, siendo las 4:00 p. m, la niña regresó a su casa.

Pero no demoró mucho y volvió a pedir permiso a sus padres para salir de nuevo, esta vez, a casa de otra de sus amigas, situación en la que sus padres no pusieron ningún pero y accedieron a la salida de Cantú.

Pasadas un par de horas la niña no se volvió a reportar, el tiempo siguió pasando y Cantú jamás regresó a casa. Siendo las siete de la noche, horario en el que siempre solía cenar junto a su familia, sus padres no pudieron con el desespero de no saber dónde estaba su hija y salieron a buscarla.

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