Los desesperados métodos para aliviar el dolor que se usaban antes del descubrimiento de la anestesia

Los desesperados métodos para aliviar el dolor que se usaban antes del descubrimiento de la anestesia

 

Cuando un día de septiembre de 1811 Frances Burney se vio rodeada de 7 hombres vestidos de negro y blandiendo objetos punzantes y cortantes, no tuvo otra opción más que cerrar sus ojos, “renunciando a toda observación, toda resistencia, toda interferencia, y tristemente resuelta a resignarme por completo”.

Por BBC

La célebre escritora británica estaba en París, en manos de un equipo inusualmente grande de profesionales, incluidos dos de los principales cirujanos del momento, Dominique Jean Larrey, cirujano en jefe del ejército imperial, y Antoine Dubois, cirujano consultor del propio Napoleón.

Un cáncer de mama la había obligado a someterse a una experiencia desgarradora.

“Desesperanzada y desesperada” se entregó a lo inevitable, le contaría más tarde a su hermana Esther en una carta que marcó “‘Relato desde París de una terrible operación”, una de las primeras descripciones de primera mano de una masectomía.

Y una de las pocas que describen en detalle el tremendo tormento de quienes eran operados antes de que se usara la anestesia.

Sabía que iba a “sufrir mucho”, como le había advertido Dubois, pero tenía que aguantar, “desafiando un terror que supera toda descripción, y el dolor más torturador”.

“Sin embargo, cuando el terrible acero se hundió en el pecho, cortando las venas, las arterias, la carne, los nervios” de sus entrañas, brotó “un grito que duró sin interrupciones durante todo el tiempo de la incisión (…) tan insoportable fue la agonía (…) Sentí el cuchillo contra el esternón, ¡raspándolo!”

El testimonio de Burney da una visión profunda del dolor físico y psíquico que experimentaban los pacientes quirúrgicos.

Y las secuelas no solo se sentían en el cuerpo sino también en la mente.

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