La Bella y la Bestia: cómo es el pueblo francés escondido que inspiró a los creadores de la película (FOTOS)

La Bella y la Bestia: cómo es el pueblo francés escondido que inspiró a los creadores de la película (FOTOS)

Los alsacianos llevan consigo una larga historia de cambios de nacionalidad que contemplan desde romanos, bárbaros hasta alemanes y prusianos (Oficina de Turismo de Alsacia)

 

Disney no tuvo que imaginar demasiado para darle vida a sus escenarios de película. En particular, la región de Alsacia tiene una de las mixturas más mágicas en Francia por sus influencias históricas y culturales, sumadas a paisajes que sacan el habla mientras se ingresa a sus pequeños pueblos y villas.

Por Infobae

Esta región del noreste de Francia se convirtió de manera natural en una especie de puente entre las culturas latina y germánica. Sus paisajes ganan en diversidad porque proponen desde las montañas de los Vosgos, al valle del río Rin, ciudades arrobadoras como Estrasburgo o Colmar; pequeños pueblos dignos de amplias caminatas, como Obernai, o castillos del estilo Haut-Koenigsbourg, hasta villas fortificadas, como Neuf-Brisach o el siniestro único campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial con sede en Francia, el Natzweiler-Struthof.

Los alsacianos llevan consigo una larga historia de cambios de nacionalidad que contemplan desde romanos, bárbaros hasta alemanes y prusianos. Con sellos de todos ellos transformando un paisaje, algunos de sus pueblos acaparan las miradas hasta el hartazgo. Como es el caso de Riquewhir, que inspiró a los productores de Disney que lo recrearon en su película animada La Bella y la Bestia.

 

 

Precisamente, en este entorno de ensueño, tradiciones y encanto, que construyen los lugareños desde tiempos remotos con el cuidado detallista de lo que les pertenece, se esconde una joyita en la que se inspiraron los creadores de la película La Bella y la Bestia para dar forma a los diseños de la aldea cercana al castillo del protagonista.

Su nombre proviene de un caballero llamado Richo de origen franco que plantó en la región el primer viñedo. A la zona se la comenzó a llamar “Richo Villa” que derivó en su nombre actual. Riquewhir tiene, sin dudas, algo de cinematográfico. Casas pintorescas, fortificaciones medievales, castillos, parques y museos. Explorar Riquewihr se siente como remontarse a la historia. A pie o en bicicleta, solo, en pareja o en familia, es el itinerario para descubrir el patrimonio, la magia y los viñedos. Es un certero viaje en el tiempo que transporta al siglo XVI en donde este pueblo fortificado situado a unos diez kilómetros de Colmar, construye su renombre y su prosperidad gracias a la cultura y al comercio del vino.

 

Desde la Edad Media este rincón de Franca espléndido y cuidado ha logrado conjugar la calidad arquitectónica a la excelencia de los vinos (Oficina de Turismo de Alsacia)

 

En este sitio todo ocurre como si el tiempo se hubiera detenido. Impecablemente conservado por su gente, Riquewhir, con un patrimonio arquitectónico único en Alsacia, está casi exactamente como sus habitantes lo vivían en el siglo XVI. El doble muro perimetral es una de las joyas mejor conservadas de la región. En el pueblo viven hoy algo más de 1.000 personas. Las primeras fortificaciones provienen de la Edad Media. La fecha más precisa data del año 1291.

Bajo este contexto se pueden visitar las tres torres defensivas del pueblo que aún se mantienen en pie: la Tour Heller, la Tour des Anabaptistes y la Tour des Voleurs, antigua cárcel de Riquewihr con muros que tienen un grosor que varía de los 2 metros a los 5.

 

Su nombre proviene de un caballero llamado Richo de origen franco que plantó en la región el primer viñedo. A la zona se la comenzó a llamar “Richo Villa” (Captura)

 

Otra visita perfecta es Le Dolder, una torre de vigilancia de 25 metros de altura construida en el siglo XIII con vistas al pueblo que resultan increíbles.

Lo que debería hacerse sin tiempo y olvidándote del reloj es un paseo sobre las calles adoquinadas para descubrir la riqueza presente de un pasado que habita todavía en las calles del pueblo gracias al compromiso de su gente que se enorgullece de su historia y mantiene las tradiciones arquitectónicas y decorativas. Las calles no son estructuras vacías de sentido. Los pueblerinos las llenan con sus costumbres.

La mirada se distrae de una casa a otra atraída por las fachadas de piedra arenisca de las casas de madera: vigas que se entrelazan para mantener mejor la estructura. De pronto, en un resquicio escondido se puede dejar pasar el ojo por un corrillo que descubre un patio interior. Esa es la gran oportunidad para descorrer el velo y descubrir todos los encantos: magníficos balcones y ventanas, abundantemente floreadas que dominan pozos y fuentes de otro tiempo.

 

Es un certero viaje en el tiempo que transporta al siglo XVI en donde este pueblo fortificado situado a unos diez kilómetros de Colmar (Oficina de Turismo de Alsacia)

 

Tadiciones clásicas Riquewhir en una invitación indispensable en Navidad, donde su mercado atrae a turistas de toda la región. Hay que obligar a la mirada a abstraerse por un momento de las callecitas pintorescas, para destinar algo de tiempo a otear el horizonte. La planicie se muestra tapizada de viñedos en las ondeantes 3 colinas. Sus famosos vinos Riesling portan el nombre de uno de las 7 cepas producidas en Alsacia, pero igualmente a los productos de los 13 terruños excepcionales que forman Riquewihr y su vecino Ribeauvillé.

Desde la Edad Media este rincón de Franca espléndido y cuidado ha logrado conjugar la calidad arquitectónica a la excelencia de los vinos. Durante el recorrido se recomienda visitar la Maison Hansi, dedicado al célebre ilustrador alsaciano; la Maison du Vigneron, que data del siglo XVI y el Museo de la Comunicación, que retrata la historia del servicio postal y de las telecomunicaciones particularmente en Alsacia.

 

Durante el recorrido se recomienda visitar la Maison Hansi, dedicado al célebre ilustrador alsaciano; la Maison du Vigneron, que data del siglo XVI y el Museo de la Comunicación (Oficina de Turismo de Alsacia)

 

Por su parte, la calle principal que tiene el nombre de Rue General de Gaulle se pueden visitar la casa que perteneció al arquitecto Heinrich Schickardt, construida por orden de Federico I de Wuntemberg y Ee “Gratte-ciel” una de las casas con el entramado de madera más alto de Alsacia.

Avanzando por la misma calle, al llegar al número 38 se puede ver el patio de los nobles de Berchkeim. En el número 42, una de las casas mas hermosas de la calle es la Gourmet. En el número 45, lindante con ella, se encuentra la casa del fabricante de clavos. El más lindo patio del pueblo es el de Estrasburgo. Se encuentra en el 11-13 de la Rue de la 1 Armeé, y era el patio donde obispado de Estrasburgo recibía las donaciones hasta el siglo XIV.

 

Avanzando por la misma calle, al llegar al número 38 se puede ver el patio de los nobles de Berchkeim. En el número 42, una de las casas mas hermosas de la calle es la Gourmet (Oficina de turismo de Alsacia)

 

Perderse, dejarse llevar, tomar fotografías, instagramear como si se fuera parte de la película de Disney y dejarse tomar por los detalles. Esa es la idea perfecta para recorrer Riquewihr. Para quien se quede a dormir, es indispensable reservar mesa para cenar porque no hay restaurante que reciba sin ellas. Imprescindible probar el Baeckeoffe, literalmente quiere decir “horno de panadero”, se trata de un guiso de vino, carne de ternera, cordero, cerdo, papas, zanahorias y cebollas cocinadas en una vasija de barro.

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