William Anseume: Silencio y opacidad oficial como políticas

William Anseume: Silencio y opacidad oficial como políticas

¿No los increpa el silencio oficial ante todo? ¿Es una burla descarada o que es? Suceden a diario escándalos mayúsculos que serían capaces de derribar por si solos cualquier régimen. Aquí oficialmente existe un muro de contención de la verdad o el no me importa silente como respuesta ante cualquier grave asunto. Me pasaré por solo algunos:

Nos anuncia un observatorio, no oficial, que los venezolanos desplazados, deambulando por el mundo en busca de un lugar donde anclar sus vidas, haciendo lo que sea o arriesgándolas, recibiendo por lo general maltrato inclemente por los habitantes de los países por donde se pasean, van por la cifra de siete millones doscientos mil y en decidido aumento diario. Pronto ocuparemos el primer lugar en el mundo en esta triste materia. ¿Alguien del régimen del terror de Nicolás Maduro señala algo al respecto de un asunto tan preocupante para un país como lo es la situación dentro o fuera de el de sus ciudadanos? Como si no ocurriera. No se dan por enterados siquiera. Sobre todo porque es una emigración causada por ellos mismos, a propósito. Por el hambre provocada, por la situación general desatada para lograr su fin: permanece en en el poder.

Por otra parte, los hospitales se derrumban. No hay posibilidades de atención: médicos, enfermeras, personal de apoyo mal pagados que ni para comer les alcanza como a todos los trabajadores públicos venezolanos, y cuando salen a alguna protesta, como suelen hacer semanalmente, la respuesta es la represión y la persecución a mansalva. Los acusan de ser los causantes del hondo problema hospitalario y, en general, de salud que persiste sin solución inmediata, con ellos en el poder, en el país. Mientras a diario nos informamos por redes sociales, debido al bloqueo informativo que persiste, del sufrimiento y la muerte de compatriotas enfermos, pidiendo limosnas para tratar de atender sus enfermedades. Y así como este aspecto donde nos va a todos la vida, en cualquier rama que implique funcionario público o actividad pública remunerada da igual.





Tal es el caso de los trabajadores de la educación y públicos en general que se han venido botando a la calle por sus derechos laborales. Han llegado a Miraflores con sus exigencias, a sabiendas de las tapias que hay allí, de lo macabro que hay allí, y nada. Hasta al TSJ ese han arribado algunas autoridades universitarias con respetados gremiales y sindicales con la solicitud de atención. La respuesta es un silencio más que sepulcral.

En el caso del avión todavía varado en Buenos Aires no ha habido, posiblemente no lo habrá nunca, un solo pronunciamiento oficial. Diga usted. Detienen un avión con las siglas de CONVIASA muy evidentemente marcadas a un costado, en un país que se supone goza de la amistad ideológica abierta con el régimen de Caracas, que hasta lo defendió para que acudiera a la Cumbre de las Américas, y oficialmente no hay quien diga algo de las acusaciones de terrorismo, de la vinculación con Irán, país al que supuestamente pertenece la aeronave cuyo desplazamiento está prohibido por los Estados Unidos, de la tripulación. De nada. No parecen importarles las informaciones que van surgiendo en otros lares, de las actividades previas del avión o de sus tripulantes: terroristas iraníes, militares venezolanos que actuaron en intentonas golpistas. Llegaron a decir sí, que era un montaje más o menos ridículo, pero incierto, como todo montaje. Nada. El avión para ellos se desvaneció, justo cuando múltiples venezolanos claman por saber que hacer en el aeropuerto donde estan retenidos porque ahora no hay más vuelos, ya que ni Chile ni Argentina quieren surtir de combustible a CONVIASA; a la vez, justo cuando en Argentina siguen las investigaciones y en Chile se exige explicación oficial. Nada.

El otro caso es el de la presencia de la guerrilla colombiana en Venezuela. Sepulcral silencio. Una cantidad de muertos que incluyen venezolanos, por supuesto, colombianos, por supuesto, y líderes de la guerrilla. La presencia ha sido denunciada durante años dentro y fuera del país. La denuncia de adentro tiene todavía a Javier Tarazona tras las rejas. Pero ha habido minas que ellos reconocen farfullando. Minas que se han llevado vidas de campesinos. Más allá de colectar minas como para que digamos que hacen algo al respecto, nada dicen de los guerrilleros colombianos en Venezuela, de los tres líderes muertos, del supuestamente herido más reciente, el tal Iván Márquez, por alias. Nada.

Y así, pudieran ser infinitos los temas del silencio oficial de un régimen evidentemente irresponsable. Déspota hasta con el uso de la palabra o del silencio. La intención es hacer que esas cosas, como la corrupción evidente, o los presos políticos y las personas bajo régimenes especiales, no ocurrieron. Hacen que no existen para que olvidemos más rápido su presencia entre nosotros. Viva. Notable. Mordiente. Nuestro trabajo, como venezolanos que repudiamos la actuación en vías totalitarias del régimen, es dejar registro y refrescar a cada rato la memoria de todos. En medio de las tinieblas. Porque en silencio la verdad no debe quedar.