El ruleteo se perpetúa como la realidad del sistema de salud pública en Caracas

Foto: Tairy Gamboa

 

Ha pasado más de un mes desde que comenzó “la tortura” de Guaiquira Gómez y su mamá, Noris Indriago, dentro del sistema de salud publica de Venezuela. Según los testigos, a la señora de 63 años de edad la atropellaron tres motorizados el 7 de abril, en la avenida Tamanaco de El Rosal.

Por CrónicaUno 





“El primer motorizado, según el testimonio de las personas, era de una empresa de servicio de delivery muy reconocida. Y los otros dos fueron porque no les dio tiempo de frenar y la golpearon en la cabeza. Ahí empezó nuestro calvario”, relató Guaiquira.

Luego del accidente, una comisión de funcionarios de la Policía del municipio Chacao e integrantes de la Brigada de Paramédicos Viales, conocidos como Ángeles de la Autopista, trasladaron a Noris a la sede de Salud Chacao, donde recibió los primeros auxilios.

Luego fue remitida al Hospital Dr. Domingo Luciani, en el municipio Sucre, pero inicialmente los médicos del área de trauma shock se negaban a recibir a Noris porque era el cambio de guardia. Guaiquira atribuye la decisión de finalmente recibir a su mamá a que los médicos y enfermeras vieron el carnet que colgaba sobre su cuello, que la acredita como funcionaria pública. Pero solo procedieron a practicarle los exámenes más urgentes, los cuales determinaron que Noris presentaba fractura en una de sus piernas.

El diagnóstico final fue que Noris, quien es hipertensa, necesitaba ser operada. Sin embargo, a las 6:00 p. m. a Guaiquira y a su mamá las mandaron a desalojar el hospital: no había insumos ni un quirófano para practicar la cirugía. Solo les dieron una “referencia abierta”, que explicaba su patología, y según permitiría que Noris fuese recibida en cualquier hospital.

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