Lo que le sucede al cerebro de un niño si sufre una experiencia traumática en su vida

Lo que le sucede al cerebro de un niño si sufre una experiencia traumática en su vida

Los traumas en la infancia pueden condicionar la vida adulta/ iStockphoto

 

 

 





La infancia es una etapa crucial en la vida de todo ser humano. Y es una obviedad que todos los niños necesitan un hogar y un entorno seguro. Las experiencias dolorosas a una edad temprana pueden dejar en nuestra mente una huella indeleble. ¿Qué sucede en el cerebro de un niño cuando vive un trauma? Como recuerda la Asociación Española del Trauma Psicológico, muchas veces la cuestión no es lo que has vivido, sino “cómo lo has vivido”. Así lo reseñó La Vanguardia.

La prestigiosa publicación Healthy Children, el único sitio web sobre la crianza de los niños respaldado por 60.000 pediatras de todo el mundo, explica que un evento traumático es el que atenta contra el amor y la seguridad y adopta muchas formas. Quizá se deba a un accidente, a situaciones violentas alrededor, malos tratos, negligencias… Un niño atemorizado “puede sentirse fuera de control y desamparado” y, cuando esto sucede, “se activa la respuesta de lucha o huida, incluso de pánico”.

Un niño con miedo puede sentirse fuera de control y sin amparo

Aunque la respuesta no es igual en todos los casos, porque hay niños más sensibles que otros. Tal y como explica Lucía Zumárraga, presidenta de la Asociación Madrileña de Neuropsicología, “el niño puede sufrir las consecuencias de un acontecimiento traumático o estresante, no solo por vivirlo en su propia persona sino por haber estado presente en dicho acontecimiento”. Quizá se deba a un accidente, a situaciones violentas alrededor, malos tratos, negligencias, una pandemia…

Otro factor importante es la resiliencia. Es la capacidad de dar una respuesta adecuada ante una situación adversa. “La buena noticia es que a pesar de que unos niños son más sensibles y otros más resilientes podemos fomentar la resiliencia”, explica.

Cuando sucede algo que causa temor, el cerebro se asegura de que no lo olvidemos, por eso los traumas se recuerdan de manera especial y, a menudo se mezclan varios desencadenantes: sensaciones y sentimientos con olores, posturas, lugares, sonidos… Estos pueden ayudar una sensación que recuerde lo vivido como si estuviera sucediendo de nuevo.

Los desencadenantes podrían incluso generar conductas traumáticas en el adulto que revive un trauma que sucedió en la niñez. Por eso, a quien no sabe, le puede parecer que un niño, adolescente o adulto está reaccionando “de forma exagerada” ante un hech

Quizá se deba a un accidente, a situaciones violentas alrededor, malos tratos, negligencias, una pandemia…

Otro factor importante es la resiliencia. Es la capacidad de dar una respuesta adecuada ante una situación adversa. “La buena noticia es que a pesar de que unos niños son más sensibles y otros más resilientes podemos fomentar la resiliencia”, explica.

Cuando sucede algo que causa temor, el cerebro se asegura de que no lo olvidemos, por eso los traumas se recuerdan de manera especial y, a menudo se mezclan varios desencadenantes: sensaciones y sentimientos con olores, posturas, lugares, sonidos… Estos pueden ayudar una sensación que recuerde lo vivido como si estuviera sucediendo de nuevo.

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