Telescopio James Webb desplegó con éxito su parasol de 18 espejos hexagonales

Telescopio James Webb desplegó con éxito su parasol de 18 espejos hexagonales

El telescopio James Webb estará listo para operar recién en junio. Foto: Tecnología del futuro

 

A 11 días de haberse lanzado, el más importante telescopio espacial hecho por el hombre, el James Webb, superó una etapa importante al desplegar completamente su escudo térmico, un parasol de cinco capas necesario para observar el cosmos.

Ahora, los ingenieros de la NASA trabajan en el posicionamiento correcto de los 18 espejos hexagonales del observatorio espacial en una transmisión que se puede seguir en vivo por NASA TV.

Aunque todavía faltan muchas operaciones para que el observatorio esté completamente listo, el despliegue de este parasol era la parte “más difícil” de la lista, recordó Thomas Zurbuchen, jefe de misiones científicas de la NASA, en un comunicado. Cada una de las capas de este escudo térmico tiene el tamaño de una cancha de tenis y son necesarias para proteger los instrumentos científicos del calor del Sol. Las maniobras de esta delicada operación -similar a separar las capas de una cebolla- han durado dos días y se han dividido en dos fases, una para estirar las tres más cercanas al Sol y, otra, para tensar las dos últimas.

El tensado de la última capa se completó anteayer las 16.59 GMT, cuando, tras recibirse la confirmación, el equipo que seguían la operación desde Tierra comenzó a aplaudir y uno de los responsables felicitó al grupo: “Un trabajo bien hecho”. Desplegar el parasol de Webb en el espacio es “un hito increíble, crucial para el éxito de la misión”, afirmó en un comunicado Gregory L. Robinson, director del programa Webb en la sede de la agencia espacial estadounidense NASA.

Infografía: Marcelo Regalado

 

Miles de piezas han tenido que funcionar con precisión para que esta maravilla de la ingeniería se despliegue por completo. El equipo ha logrado -aseguró- una hazaña audaz con la complejidad de este despliegue, una de las empresas más audaces hasta ahora para el Webb.” De hecho, “esta fue la parte más difícil de probar en tierra”, según había explicado previamente James Cooper, gerente del parasol del Webb en la NASA, con base en Goddard Space Flight Center. Tensar las cinco capas era “especialmente desafiante porque hay interacciones complejas entre las estructuras, los mecanismos de tensión, los cables y las membranas”.

Plegado como un origami

El telescopio es demasiado grande para caber dentro del cohete Ariane 5 que lo colocó en trayectoria a su órbita correcta, por lo que hubo que doblarlo sobre sí mismo como un origami para luego desplegarlo en el espacio, un procedimiento extremadamente peligroso que dura al menos 15 días.

Es un día muy especial. Creo que es hora de darse cuenta de que pronto tendremos quizá un telescopio espacial gigante completamente operacional”, tuiteó el astrónomo Klaus Pontoppidan, científico jefe del James Webb. Los astrónomos de todo el mundo esperaban impacientes poder trabajar con el telescopio espacial más potente, porque permitirá observar las primeras galaxias, formadas pocos cientos de millones de años después del Big Bang.

El observatorio despegó hace poco más de una semana de la Guayana Francesa y actualmente se encuentra a más de 900.000 kilómetros de la Tierra. Va camino de su órbita definitiva, a 1,5 millones de kilómetros de nosotros, es decir cuatro veces la distancia entre la Tierra y la Luna. En este lugar, si surgiera un problema, no se puede prever una misión de reparación.

Su despliegue, pilotado desde Baltimore, en la costa este de Estados Unidos, debía realizarse sin tropiezos. Más de un centenar de ingenieros se relevaron noche y día para asegurarse de que todo transcurriera según lo programado. La NASA lo transmitió en directo por internet. Como no hay cámara a bordo del James Webb, las únicas imágenes disponibles eran de la sala de control de operaciones y una simulación computarizada que muestra los diferentes pasos.

Infografía: Marcelo Regalado

 

Alivio

El ambiente es difícil de describir. Fue un momento increíble. Había mucha alegría, mucho alivio”, declaró a la prensa Hillary Stock, a cargo del despliegue del parasol en Northrop Grumman, socio de la NASA. “Todo salió bien”, añadió. El parasol mide unos 20 metros por 14 y tiene forma de diamante. Sus capas, tan delgadas como un cabello, estaban dobladas como un acordeón y ahora se estiraron hasta quedar a unas decenas de centímetros entre sí.

Están hechas de kapton, un material elegido por su resistencia a las temperaturas extremas porque la cara más cercana al Sol puede alcanzar los 125°C, y la más alejada -235°C. Su despliegue fue posible gracias a cientos de poleas y metros de cables para guiarlas, además de motores para estirar cada vela, desde cada punta del diamante. Este escudo térmico es esencial porque los instrumentos científicos del James Webb solo funcionan a temperaturas muy bajas y a oscuras.

La gran novedad de este telescopio es que operará por medio del espectro infrarrojo cercano y medio, longitudes de onda invisibles a simple vista. Para poder detectar la luz débil procedente de los confines del universo no puede verse afectado por las radiaciones del Sol, pero tampoco por las enviadas por la Tierra y la Luna.

El paso de hoy es el despliegue de los espejos: primero uno secundario, más pequeño y colocado al final de un trípode, y después el principal, recubierto de oro y que mide unos 6,6 metros de diámetro. Una vez configurado, el James Webb llegará a su destino, conocido como el punto Lagrange 2. Entonces habrá que enfriar y calibrar los instrumentos y ajustar los espejos con mucha precisión. Seis meses después del despegue, el telescopio estará listo para remontarse a los orígenes del universo y buscar entornos habitables fuera de nuestro sistema solar.

Gracias a su visión en el espectro infrarrojo y a su enorme espejo primario, ofrecerá una vista inédita del universo y permitirá mirar hacia atrás más de 13.500 millones de años para ver las primeras galaxias que nacieron tras el Big Bang, la gran explosión que dio origen al universo. Equipado con cuatro instrumentos científicos, las cámaras, espectrógrafos y coronógrafos MIRI, NIRSpec, NIRCam y NIRISS, este telescopio espacial también ayudará a descubrir nuevos exoplanetas y a identificar su composición química. Si todo va bien, esta maravilla tecnológica mostrará las primeras imágenes en unos seis meses, probablemente el próximo mes de junio.

Infografías: Marcelo Regalado

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