Producto: Starbucks en Venezuela, un barco que navega ilegalmente

Producto: Starbucks en Venezuela, un barco que navega ilegalmente

 

 





El logo es idéntico al creado por Sophia Castle: una sirena de doble cola rodeada por un círculo verde. Solo que las letras que identifican a la marca no aparecen por ningún lado. Ni en la fachada ni en el interior del local. Y tampoco en el material de punto de compra o p.o.p (vasos, servilletas, bandejas, etcétera). Y sin embargo, es un hecho: Starbucks, la cadena estadounidense de cafeterías, que le debe su nombre al primer oficial del barco Pequod de la novela Moby Dick de Melville, hoy con más de 24 mil locales en al menos 70 países, ha aterrizado finalmente en el país. Solo que no oficialmente.

Por PRODUCTO

Fue el viernes 17 de diciembre cuando la cafetería, únicamente identificada entonces con el logo de la marca fundada en 1971 en Seattle, en Washington, Estados Unidos, abrió sus puertas en Venezuela.

En la avenida principal de la urbanización Las Mercedes, que los turistas han bautizado desde hace años como “la zona rosa” de Caracas. Y entonces comenzaron a llover los comentarios en las redes sociales. Sobre todo en Twitter e Instagram, donde la mayoría pone en duda la autenticidad del establecimiento.

Y con razón. Porque decenas de empresarios habían intentado durante años introducir la marca en el mercado y se habían tropezado de frente con una vieja normativa legal que restringe la práctica de comercializar café producido en el extranjero. Porque adquirir la franquicia Starbucks era sumamente costosa y, además, requería procedimientos legales que suelen tardar incluso décadas en tramitarse.

Y en los últimos tres años, porque Starbucks es una compañía que cotiza en la National Association of Securities Dealers Automated Quotation (Nasdaq), esto es, el segundo mercado de valores y la bolsa más grande de Estados Unidos; y por causa de las sanciones impuestas al gobierno de Nicolás Maduro no puede autorizar su instalación en el país. Al menos no legalmente. De lo contrario podría ser penalizada.

Solo que en la práctica, el asunto parece ser distinto. Por ejemplo: En 2018, en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, una cafetería comenzó a distribuir los empaques de café Starbucks en su establecimiento. E incluso a servir en sus mesas los distintos productos (café, té y siropes) de la marca, por lo cual hacía alardes de que había llegado al país. Pero no era así.

Mientras que los bodegones, que, hay que decirlo, importan sus productos sin pagar aranceles y sin que nadie les exija permisos sanitarios, igual comenzaron a adquirir el café Starbucks a través de distintos intermediarios. Y en distintas presentaciones. Sobre todo en latas y botellas de vidrio. Pero ello tampoco indicaba que la marca estaba legalmente en el país. Ahora sí.

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