Arube Pérez, recién liberado, afirmó que con su caso cometieron una gran injusticia

Arube Pérez, recién liberado, afirmó que con su caso cometieron una gran injusticia

Foto VOA

 

Arube Pérez, un exfuncionario policial que, a pesar de haber insistido en su inocencia, fue condenado a 17 años y 10 meses de cárcel por dos de las muertes ocurridas durante el golpe de Estado contra el fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez, el 11 de abril del 2002, abogó por “seguir adelante” ahora que ya ha vuelto a la libertad.

Por: Carolina Alcalde, Álvaro Algarra / VOA

“Nervios, asombro, alegría”, son muchos los cambios que Salazar asegura estar experimentando luego de haber cumplido su condena y abandonar el presidio el pasado 15 de enero. Para él, lo más duro de haber estado todos estos años en prisión, fue haber perdido a muchos seres queridos en el camino, entre ellos la madre de sus hijas mayores.

Con nosotros cometieron una gran injusticia en habernos acusado de algo que no hicimos”

“Mi primera esposa falleció, con ella tuve 3 hijas, hoy están fuera del país. Luego conocí a otra persona que es mi actual esposa, con ella tuve dos hijos, le agradezco mucho porque me acompañó”, relató a un reducido grupo de medios de comunicación, entre los que se encontraba la Voz de América.

Pérez, de 51 años, destaca que estando en la cárcel militar de Ramo Verde, a unos 35 kilómetros al suroeste de Caracas, se preparó física y mentalmente para el momento de regresar a la libertad, pero no deja de impresionarle que “todo ha cambiado”.

“Para mí esto es una experiencia nueva. Aunque como aprendí de una persona que decía que los rusos y los chinos son los inventores del mundo, pero nunca han inventado detener el tiempo, la vida continua, el tiempo continúa y tenemos que seguir adelante”, subraya Pérez.

La vida en la cárcel
Pérez asegura que junto con sus compañeros condenados, se enfocó siempre en “tener fe y esperanza”, aferrándose a Dios.

“Jamás vi Ramo Verde como un penal, nos hacíamos la mente de que nos estábamos preparando, de que estábamos estudiando. Cada quien se enfocaba en su actividad, yo trabajaba en el área administrativa. Erasmo Bolívar es el coordinador deportivo”, cuenta.

Sobre cómo fue el trato, responde que “eso se lo gana uno mismo por la conducta”. “Nosotros tenemos la ventaja de que como profesionales de policía, tratábamos con profesionales, en este caso quienes llevan el penal y el trato se lo gana uno, la conducta es lo que hace que te traten como quieres que te traten”, acotó.

Pérez lamenta que el sistema judicial no haya tomado en cuenta “el trabajo, el estudio” que venían desarrollando en prisión, pues “está en la ley que todo interno que trabaja y estudia merece una redención”.

Tres compañeros sentenciados junto a Pérez siguen en la cárcel y él, espera que una medida logre sacarlos de allí.

“Ojalá Dios permita, más que jurídico, que sea algo de humanidad, que de parte de ellos, de quienes lo tienen allá tomen consciencia. Yo duré 17 años y 10 meses y no es nada fácil estar allá”, afirma.

“¿Qué hago yo aquí?”
Salazar no sabe decir si su condena fue un “pase de factura política”, pero insiste en que “con nosotros cometieron una gran injusticia en habernos acusado de algo que no hicimos, yo sé que no hice nada”.

“Cuando llegué al tribunal y preguntaba de qué me acusaban, me dijeron de dos muertos, pero dónde están, pregunté. Cuando presentaron los muertos no coincidía con donde yo estaba, no coincidía la hora, no coincidía la posición o la localización donde se encontraba la víctima y el victimario. El arma que tenía salió negativa”, relató.

No coincidía la hora, no coincidía la posición o la localización donde se encontraba la víctima y el victimario”

“Yo le pregunté a la abogada en ese momento, doctora, pero si están diciendo que mi arma no fue, si el experto dijo que no estaba en la posición, ni coincide la trayectoria ni la planimetría ¿qué hago yo aquí?”, agregó Salazar.

A la pregunta de qué le dice a la juez que lo sentenció a 17 años, Marjorie Calderón, quien actualmente es magistrada del Tribunal Supremo de Justicia, Pérez responde sin titubear: “Arriba hay un Dios, ella sabe lo que hizo, ella sabe por qué lo hizo y en su momento ella misma habrá de reflexionar si lo hizo bien o lo hizo mal”.

Diecinueve personas fueron asesinadas el 11 de abril de 2002 en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, en medio de los hechos que derivaron en la salida del poder de Chávez durante 48 horas.

El juicio en el que también fueron condenados el exsecretario de Seguridad Ciudadana, Iván Simonovis, y los comisarios Henry Vivas y Lázaro Forero, así como seis ex agentes de la extinta Policía Metropolitana además de Pérez, es considerado como el más largo de la historia de Venezuela.

Exit mobile version