Elecciones de EEUU: Desinformación y narrativa del fraude, por Jesús Delgado Valery

Elecciones de EEUU: Desinformación y narrativa del fraude, por Jesús Delgado Valery

La tasa de participación en estas elecciones presidenciales en Estados Unidos ha sido la más alta en 120 años (casi 67%), una cifra realmente impresionante si tomamos en cuenta la pandemia. Si se certifican las proyecciones de medios como FOX y AP, Joseph Biden habrá ganado entre 290 y 306 votos electorales (dependiendo de los resultados de un recuento en Georgia) para convertirse en el nuevo presidente electo. 

A pesar de las declaraciones que cuestionan la integridad del sistema electoral, lo cierto es que no se ha presentado prueba alguna para cuestionar seriamente la legitimidad de los resultados. 

Después de las elecciones de 2016, la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA en inglés) una agencia federal de EE. UU. responsable de proteger la infraestructura crítica de la nacióncomenzó a coordinar esfuerzos para mejorar la integridad de la votación para las elecciones de 2020. En coordinación con funcionarios electorales, proveedores, la Comisión de Asistencia Electoral y otras partes interesadas, CISA emitió pautas de seguridad cibernética y ayudó a las jurisdicciones a actualizar sus sistemas.





El esfuerzo conjunto de todo el ecosistema electoral permitió a CISA publicar una declaración el 12 de noviembre, donde establece que la elección del 3 de noviembre ha sido “la más segura en la historia de Estados Unidos”. En la nota también declaran que “no hay evidencia de que ningún sistema de votación haya sido comprometido de alguna manera o haya eliminado, perdido o cambiado votos”.

Usando fondos del gobierno para actualizar los sistemas de votación, que incorporan copias de seguridad de registro en papel para casi el 95% del electorado, las autoridades protegieron la legitimidad del resultado. El condado de Los Ángeles, la jurisdicción más grande de los EE. UU., lideró el impulso de modernización con el estreno oficial de la Solución de Votación para todos -VSAP- en una elección presidencial.

Después de una campaña reñida, marcada por la polarización y una gran cantidad de desinformación difundida por redes sociales, el presidente Trump se ha negado a aceptar su derrota alegando un fraude a gran escala. Esto se produce después de que en varias ocasiones durante la campaña declarara que “la única forma en que vamos a perder es si la elección está amañada”. El presidente Trump y su equipo legal alegan, entre otras cosas, que la seguridad del sistema de votación se vio comprometida.

Varias organizaciones han salido al paso de estas acusaciones. El 16 de noviembre, un grupo de 59 informáticos, investigadores y expertos en ciberseguridad publicaron una carta en la que aseguran que “no hay evidencia creíble de fraude informático en el resultado de las elecciones de 2020”. Los observadores internacionales también han opinado. Una delegación de observación de 28 miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) emitió un informe preliminar en el que otorgaron una alta calificación a la administración de las elecciones. El informe de la OEA se alinea con la conclusión de los observadores internacionales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que menciona que no encontraron pruebas que respalden las denuncias de irregularidad.

El presidente Trump ha señalado a varias empresas de tecnología de votación para intentar fundamentar sus denuncias de fraude. Cada una de las firmas mencionadas por el equipo legal del presidente ha reaccionado de forma rápida a las acusaciones infundadas. A continuación, los pronunciamientos de cada una de las empresas:

Smartmatic publicó en su sitio web lo siguiente:

  • Durante las últimas dos décadas, Smartmatic ha registrado y contado casi 5 mil millones de votos auditables sin un solo voto nulo o violación de seguridad. 

  • Smartmatic diseñó su tecnología para permitir que todas las partes interesadas en las elecciones auditen el proceso. 

  • El software Smartmatic ha estado abierto a auditorías por parte de todos los partidos políticos en todos los países donde opera. 

  • Todas las auditorías de elecciones que han utilizado la tecnología Smartmatic han validado la veracidad de los resultados, confirmando la integridad de la elección. 

  • Las elecciones realizadas con tecnología Smartmatic han sido validadas por instituciones de renombre mundial como el Centro Carter, las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea. 

  • Smartmatic no tiene vínculos con gobiernos o partidos políticos de ningún país.

  • Smartmatic nunca ha tenido acciones ni ha tenido ninguna participación financiera en Dominion Voting Systems.

  • Smartmatic nunca ha proporcionado a Dominion Voting Systems ningún software, hardware u otra tecnología. Este es un artículo de verificación de hechos que acaba de publicar AP: Smartmatic no es propietario de Dominion Voting Systems.

Dominion Voting Systems también negó las falsas afirmaciones sobre la eliminación de votos y problemas de software con sus sistemas de votación. En una sección de su sitio web llamada “Setting The Record Straight: Facts & Rumors”, la empresa deja claro lo siguiente:

  • Las afirmaciones de eliminación / cambio de votos son completamente falsas.

  • Las afirmaciones de conspiraciones de fraude electoral de supercomputadoras son 100% falsas.

  • Dominion no es y nunca ha sido propiedad de Smartmatic.

  • No se produjeron actualizaciones de software no autorizadas o de última hora.

A continuación, la aclaratoria de Scytl en su sitio web:

  • Las tecnologías implementadas por Scytl en Estados Unidos están alojadas y gestionadas dentro de Estados Unidos, por su filial local, SOE Software, basada en Tampa, Florida.

  • No tabulamos ni contamos los votos en Estados Unidos.

  • No proveemos máquinas de votación en los Estados Unidos.

  • George Soros no tiene participación en la compañía y nunca hemos estado conectados con él.

  • No estamos vinculados con Smartmatic, SGO, Dominion o Indra.

De acuerdo con EFE, Indra Sistemas también declaró que:

  • Indra nunca ha desarrollado ningún proyecto de gestión de resultados junto con Dominion o Smartmatic.

  • Indra nunca ha gestionado ningún proyecto electoral en Estados Unidos.

  • La participación de Indra se limita a proyectos de registro de votantes en algunos condados en 2004.

La desinformación ha sido definida por la Relatoría para la Libertad de Expresión de la CIDH (Guía para garantizar la libertad de expresión frente a la desinformación deliberada en contextos electorales) como “la difusión masiva de información falsa con la intención de engañar al público y a sabiendas de su falsedad”. Más adelante, el documento asegura que “el fenómeno resulta especialmente preocupante en contextos electorales, ya que- –de ser efectivo—podría afectar la legitimidad de un proceso que es fundamental para el funcionamiento y la existencia misma de una sociedad democrática.”

La narrativa del fraude en las elecciones de los Estados Unidos ha sido desestimada en primer lugar por las misiones de observación electoral de la OEA y la OSCE en sus informes preliminares, por la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA), la Asociación Nacional de Directores Electorales Estatales y la Asociación Nacional de Secretarios de Estado, las empresas proveedoras de tecnología a las que se ha señalado, y hasta la fecha los reconteos han confirmado la victoria de Joe Biden y la gran mayoría de las denuncias de la campaña del Pdte. Donald Trump han sido desechadas por falta de pruebas. 

Sin embargo, la narrativa del fraude ha logrado su objetivo. Durante más de tres semanas (si incluimos las acusaciones previas a la jornada electoral) la agenda global ha estado dominada por teorías que involucran a diferentes actores conspirando para evitar la reelección de Trump, y al mismo tiempo, los fact checkers se han dado a la tarea de contrastar prácticamente de manera simultánea los más inverosímiles planteamientos.

Esta, sin duda, será una gran prueba, no solo para la democracia de los Estados Unidos, sino para la democracia liberal occidental. Las instituciones tendrán que recuperarse del socavamiento al que han sido sometidas y mostrar su fortaleza y robustez en un marco de profundo estrés.