Eta causa catástrofe humanitaria y crisis en Honduras… y aparte se acerca un nuevo huracán

Eta causa catástrofe humanitaria y crisis en Honduras… y aparte se acerca un nuevo huracán

Pobladores caminan junto a vehículos inundados en las calles de Planeta, Honduras, el viernes 6 de noviembre de 2020, luego del paso de la tormenta Eta, que dejó destrucción y muerte en Centroamérica. (AP Foto/Delmer Martínez) Delmer Martinez AP

 

 

Una semana después del devastador recorrido del huracán Eta por Honduras, millones de personas todavía están examinando el daño que dejó atrás el ciclón, buscando a familiares y amigos que siguen incomunicados, y limpiando el fango de sus viviendas, si es que todavía tienen una.





Por: elnuevoherald.com

Pero al mismo tiempo los hondureños, quienes ya han sobrellevado un año difícil debido a la pandemia de COVID-19 y una epidemia de dengue, están agonizando ante la posibilidad de enfrentar una nueva crisis: otro huracán .

La depresión tropical 31 se convirtió en la tormenta tropical Iota el viernes por la tarde en el centro del Mar Caribe, batiendo récords. Los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes prevén que llegará como huracán a Centroamérica a principios de la próxima semana con vientos de 120 millas por hora

“Nos preocupa mucho”, dijo Gonzalo Atxaerandio, el coordinador de desastres y crisis para Centroamérica de la Cruz Roja, quien vive en Panamá pero viajó a Honduras tras Eta.

“Esto ya es una catástrofe humanitaria”, agregó. “Este es un país que ya está sufriendo mucho y que podría sufrir aún más en los próximos días. Se necesita mucha ayuda”.

EL PEOR DESASTRE EN MÁS DE 20 AÑOS

Eta, un huracán de categoría 4 “extremadamente severo” con vientos de 140 mph, se estrelló contra la costa noreste de Nicaragua el 3 de noviembre. El poderoso huracán luego se degradó a tormenta tropical pero aún golpeó fuertemente a Honduras, generando inundaciones y deslaves, principalmente en la costa norte y la segunda ciudad más grande del país, San Pedro Sula.

La lluvia torrencial desbordó los ríos Ulúa y Chamelecón, convirtió las calles en canales y sumergió casas de hasta dos pisos. Demolió 23 puentes y arruinó parcialmente otros 43, y destruyó 143 carreteras y ocho escuelas. Las ráfagas derribaron líneas eléctricas y arrancaron algunos techos.

La cifras oficial del gobierno, que siguen aumentando, actualmente son de 67 muertos, ocho desaparecidos, casi 120,000 evacuados y casi 3 millones de personas , o un tercio de toda la población, “gravemente afectadas”. Las autoridades han caracterizado a 69 comunidades y más de 100,000 personas como “incomunicadas”.

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