“Gambito de dama” y por qué ser un niño genio puede convertirse en un infierno

“Gambito de dama” y por qué ser un niño genio puede convertirse en un infierno

“Gambito de dama”, Bobby Fischer y Jodie Foster

 

Una infancia en la orfandad, maltrato y el uso de drogas y alcohol conformarían al personaje principal de Gambito de dama, la miniserie que se emite mediante Netflix, si no faltara otro ingrediente: Elizabeth “Beth” Harmon es una genia. Una genia de 9 años que alcanza cierta redención a tan temprana edad cuando aprende a jugar (y a ganar) al ajedrez a través de la enseñanza del conserje de maestranza de la institución que la cobija. Pero alcanza tan solo “cierta redención” debido a que el orfanato al que es destinada droga a las niñas que buscan obtener unos padres adoptivos con librium, un ansiolítico altamente adictivo.

Por Infobae





Más allá de esos pesares, la niña genia logra introducirse en el mundo del ajedrez, participa de torneos a través de los Estados Unidos y, sin abandonar su adicción a los fármacos (a los que suma el alcohol), alcanza un lugar triunfante en un ámbito masculino. Los caminos de Harmon hacia la adolescencia, juventud y la ajedrecística Unión Soviética constituyen la historia de la miniserie, que consta de siete capítulos.

La producción de Netflix brinda una muy adecuada reconstrucción de época, que comienza a fines de los años cincuenta y llega a su cénit en los agitados sesenta. La historia muestra el clima de la Guerra Fría, que extendía en la disputa ajedrecística entre los Estados Unidos y la Unión Soviética esa guerra por otros medios, y no deja de realizar guiños -y no tan guiños- a ese enfrentamiento.

https://youtu.be/lbleRbyGKL4

 

La inteligencia de Harmon, la autodestrucción y la supuesta productividad del uso de drogas en su forma excéntrica de jugar cautivan a quien se decida a ver estos siete capítulos que protagonizan Annabeth Kelly como niña, Isla Johnston de joven y Anya Taylor-Joy son Beth Harmon en todo su esplendor. Pero no deja de atrapar al espectador la condición de niña genia que acapara el comienzo de Gambito de dama. ¿Por qué fascina esa condición?

La posibilidad de detectar en el propio niño a uno superdotado, la creencia de haberlo sido o la realidad de ser una persona con una inteligencia superior a la media producen, en parte, la fascinación con estos seres especiales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que los superdotados son aquellos niños que tienen un coeficiente de inteligencia igual o superior a 130. Algunas características incluyen:

-Aprendizaje de la lectoescritura muy temprano y de forma autodidacta. Cuando son escolarizados a los 3 años, muchos de ellos ya leen y escriben sin haber recibido estimulación ni aprendizajes previos.

-Poseen un vocabulario preciso, rico y muy amplio para su edad.

-Predilección por juegos de carácter cognitivo como rompecabezas, cubo de Rubik, damas, ajedrez, entre otros.

-Son muy autocríticos, perfeccionistas y competitivos. No resultan fáciles de educar especialmente en sistemas familiares y escolares rígidos y con exceso de normas.

-Suelen ser muy distraídos fuera de aquello que les interesa.

Estas características les facilitan el aprendizaje de lenguas, el desarrollo artístico, la precocidad en el interés en cuestiones sociales o históricas, la evolución avanzada del pensamiento abstracto pero también los problemas de sociabilidad, personalidad irritable o individualismo extremo. Todos atributos para desarrollar ficciones sobre estos niños especiales.

Bobby Fisher. Foto: Cortesía.

 

La vida real se convirtió en la inspiración de la miniserie a través de la vida de Bobby Fisher, un niño que aprendió a jugar por su propia cuenta al ajedrez a los seis años y que protagonizaría El duelo del siglo, una partida por el título que lo enfrentó con el soviético Boris Spasski en 1972 y que finalmente ganó el estadounidense que hizo de la excentricidad y la provocación una forma de su juego.

Bobby Fischer contra el mundo es una película documental de HBO que da cuenta de una vida agitada: el ajedrecista no se presentó a defender el título que había conquistado y el campeonato volvió a manos de los soviéticos. Desde niño había mostrado una personalidad particular marcada por una madre abandónica y una temprana adscripción a una manera agresiva de jugar al ajedrez, que incluía destruir psicológicamente a sus adversarios. El documental muestra su evolución hacia una psiquis peligrosa, cuando no a las puertas de la demencia.

La película Buscando a Bobby Fischer da cuenta de la leyenda creada en torno al jugador y su historia y cómo todo niño genio que jugara con maestría al ajedrez buscaba ser un espejo de su ídolo. El film ahonda en las dificultades que pueden tener los padres “comunes” frente a hijos “extraordinarios”, sobre todo cuando los niños participan de actividades ultracompetitivas como el ajedrez que pueden brindar dinero como premio. La película se pregunta sobre la posibilidad de que un niño extraordinario no pierda su infancia.

Pero no sólo de ajedrez viven los guionistas de Hollywood que se obsesionan con los genios. Jodie Foster, la actriz de El silencio de los inocentes y que a los trece años interpretaba a una prostituta en Taxi driver que le valió una nominación al Oscar y el salto a la fama que incluso llevó a una persona desequilibrada, John Hinckley Jr, a atentar contra la vida del entonces presidente Ronald Reagan para captar su atención, según adujo.

En su rol como directora y actriz, Mentes que brillan cuenta la historia de Fred Tate, un niño genio que vive con su madre soltera Dede (Foster) abrumada por un hijo que a los 7 años es un prodigio del piano y de las matemáticas que no se adapta a la vida junto a sus pares en la escuela. Una psicóloga descubre sus aptitudes y convence a Dede de ingresarlo en una escuela superior para superdotados, pero allí el niño, rodeado de jóvenes, tampoco se adapta y engrandece su tristeza.

Jodie Foster y John Hinckley, Jr

 

Pero no siempre los auspiciantes del desarrollo del prodigio de los niños encuentran buena recepción a sus deseos. En The kindergarden teacher, protagonizada por Maggie Gygenhall y Gael García Bernal, una maestra jardinera descubre que uno de sus alumnos es superdotado y toma contacto con su padre para brindarle una educación acorde a su condición, pero el padre del niño quiere que tenga una infancia común y corriente, a pesar de la obsesiva insistencia, el padre mantiene su decisión. La maestra jardinera no quiere que se pierdan las dotes del niño y no deja de plantear su punto de vista al punto de que el niño es retirado del jardín donde ella da clases. Pero la maestra no se rinde fácilmente.

Hay más películas ya que la posibilidad de que un niño genio habite el hogar de una familia produce expectativas desmesuradas: quién no conoce a unos padres que piensan que sus hijos son hiperinteligentes cuando en realidad viven la vida como cualquier otro. Sin embargo, se puede afirmar que en todos los rubros habitan genios.

 

Desde la ya mencionada Jodie Foster que tiene un doctorado suma cum laude en literatura inglesa y habla a la perfección cinco idiomas a Sharon Stone, que ingresó en la universidad a los 15 años para estudiar literatura (unos años antes de cruzar las piernas sin ropa interior en Bajos instintos); del terrorista Theodore Kaczynski, más conocido como el Unabomber, que fue el profesor más joven de la Universidad de California con veinticinco años y que fue admitido en Harvard con 16 años a Nolan Gould, el intérprete durante once años de Luke Dunphy en la serie Modern family en la que interpretaba al hijo poco dotado intelectualmente, cuando en realidad se trata de un pequeño genio, miembro de Mensa que agrupa a las mentes más brillantes y que a los 15 años comenzó sus estudios en la universidad. Como en todas las áreas, de todo tiene la viña del señor, donde los niños genio son sus uvas.