Gerson Revanales: Por lo que vemos Trump perdió, pero Biden no ganó

Gerson Revanales: Por lo que vemos Trump perdió, pero Biden no ganó

Las elecciones en los Estados Unido dejaron varias lecciones; la primera de todas es que así como las instituciones dependen de los hombres que las dirigen, los sistemas electorales dependen de quienes se encuentren al frente de ellos. En consecuencia es falso de toda falsedad cuando se dice tener el mejor sistema electoral del mundo, confiable y transparente que asegure al ciudadano, al votante un resultado veraz y confiable al final del día. El bochornoso espectáculo que estamos presenciando desde la noche del martes, es quizás comparable en su truculencia con lo sucedido en Guyana. Así como decían en el pasado “acta mata voto”, en el sistema americano “el correo mata voto”; tan es así que en las pasadas elecciones cuando Bush hijo le ganó a Al Gore pasó algo similar, “correo mata voto”

En esta oportunidad el Presidente Trump intenta impugnar el triunfo, al repitiente precandidato y probable ganador de Biden, quien en su estrategia se buscó como Rafael Caldera al chiripero de Sanders y la Harvariana de la Sra Harris, ambos simpatizantes  de los modelos comunistoides. Esperemos que el Sr Biden no le tenga que vender el alma a Satán y tenga que pasar las de Caín, como el también desesperado ocupa de la Moncloa, quien además de profanar la paz del caudillo ahora decretó que el castellano ya no es la lengua oficial de la madre patria. ¡Ustedes dirán!

Las instituciones como los sistemas electorales dependen de los hombres que se encuentre al frente ellas, de su rectitud, principios y compromiso con la institución que representan y más con su país y electores; no en balde en la antigua Grecia hacia el 412  AC deambulaba por sus calles un filósofo de la escuela de los cínicos, Diógenes de Sinope, el hombre de la lámpara, buscando un hombre; 2400 años después, las sociedades siguen buscando ese hombre.





Otra lección a tener en cuenta es que ya los tradicionales modelos políticos han venido quedando en desuso, las agencia publicitarias le ganaron la pelea a los partidos políticos al desaparecer la Secretarias de Capacitación y Doctrinas, a no formar ideológicamente a su militancia y no presentar realmente propuestas políticas y programáticas.  La derecha y la izquierda en un mundo globalizado no tienen razón, cuando los chinos, los vietnamitas y rusos convive con los modelos y teorías capitalistas Joseph Schumpeter, Perroux, pasando por David Ricardo, Samuel Samuelson , Galbraith. Hoy los populistas han arriado las banderas de la democracia para izar las de los iluminati, la anarquía y el desgobierno. Llo más seguro es que si los populista hubieran dominado el parlamento inglés, Churchill no hubiera tenido éxito cuando ofreció sangre, sudor y lágrimas. El pueblo americano prefirió el populismo y la demagogia de Sanders y la de Harris al del trabajo con Trump.

En este contexto Trump cayó en la trampa del gobierno virtual, de la dictadura del pajarito azul, de los trend topic, de creerse un “influencer” y no ser un presidente, un jefe de estado: Un presidente deben reservarse para las cosas importantes, no para gobernar a través del twiter, el cual lamentablemente se ha convertido en la gaceta extra oficial, es el antiguo edicto de los reyes en la edad media. Los mensajes por twiter, se han convertido en los voceros oficiales de los mandatarios, desplazando a los decretos. El twiter no es un acto de gobierno, pero como si lo fuera, ya que los tinterillo se encuentran a la saga de los deseos del jefecito. Un twiter es la expresión de un sentimiento de un pensamiento que necesariamente no conlleva la evaluación que requieren la propuesta de una política pública y Trump cayó en el juego maquiavélico de las estadísticas publicitarias en la búsqueda de raiting, haciendo el papel del “Enfant Terrible”, pero que al final le salió caro. En una opinión muy personal Trump perdió pero Biden no ganó.