Melissa Sáez: Políticos Asintomáticos

Melissa Sáez: Políticos Asintomáticos

Hoy sabemos que no existe la tierra prometida, esa en la que muchos venezolanos, por diversas razones o circunstancias, han querido creer. No basta con esperar que el cambio llegue como una suerte de número ganador o una profecía autocumplida; ni tampoco anclar las esperanzas a lo que algunos actores políticos, grupos e individuos vislumbran una ayuda llegada de otras tierras; creencia ésta que en el aquí y el ahora nos sigue separando de la realidad. 

Hoy el propósito debe ser mayor que el miedo, e inclusive debe ser mayor a la cómoda creencia de que no somos suficientes para reconstruir o restituir lo que nuestros antepasados lograron conquistar con sangre, sudor y lágrimas como diría Churchill, referente a otro tiempo y otra realidad; pero esta es una frase que abraza la forma como se logró materializar la voluntad de un grupo de hombres y mujeres, construyendo la democracia venezolana.

Si bien es un hecho loable  los logros alcanzados en cuanto a la política exterior por algunos líderes de la oposición, debemos rescatar la importancia y urgencia  de que somos nosotros, los ciudadanos venezolanos, los principales actores y  responsables de estimular las bases de la sociedad para ser los conquistadores de nuestra libertad. Como ya lo he mencionado antes no existe el mesías, ni la tierra prometida cuando de democracia se habla.





La política debe ser entendida como una actividad donde una serie de realidades se negocian o no, y es allí donde se puede representar con hechos, comportamientos, compromisos y manifestaciones si somos capaces de negociar, persuadir, lograr el cambio y conquistar una propuesta de país, que hoy ya dejo de ser incómoda para ser insostenible, agotadora y desesperanzadora.

Y una vez más estas líneas de opinión se resumen nuevamente en ir al pasado, conocer la historia, aprender de lo bueno y no cometer los mismos errores; leer, aprehender de como nuestros políticos, padres de la democracia en Venezuela, lograron los cambios a pie, sin tanta tecnología, sin reuniones por plataformas tecnológicas, con el mensaje cuerpo a cuerpo, caminando el país y conociendo a su gente. A este punto de la historia, no basta con pensar, suponer e imaginar lo que están viviendo nuestros hermanos; hoy es vital la presencia, y si algún actor debe ser asintomático, que sea el virus y no nuestros líderes políticos. Es momentos de casarnos con la realidad , de abrazarla y tenderla, porque allí reside causa de la urgencia, porque es allí donde se salvaran vidas y se transformaran realidades.

Vivimos tiempos difíciles, situaciones que no nos había tocado vivir antes, pero aun en momentos como estos, cada uno puede sumar su acción desde el área que pueda, ya que todos los esfuerzos y acciones son necesarios para la formación de un buen mañana. Sé que no es fácil, porque con hambre y necesidad las cosas se ponen difíciles, pero hagamos el esfuerzo de no caer en el adormecimiento de solo sobrevivir al virus un día más.