La lección paraguaya, por Martha Meier

La lección paraguaya, por Martha Meier

 

Paraguay ha dado una lección de decencia a la región que bien harían Vizcarra y los fiscales Odebrecht en aprender: cuando un acuerdo perjudica los intereses de la patria simplemente se rompe, se lanza a la basura, vuelan las cabezas responsables y punto. Así lo enseña el joven estadista Mario “Marito” Abdo Benítez, presidente del país guaraní, y cabeza de Colorado Añetete (joven), una facción del tradicional partido Colorado. En las últimas 72 horas Abdo vivió una de las mayores crisis de su primer año de gobierno debido a un acta considerada “entreguista”, vinculada a Itaipú, la hidroeléctrica binacional Brasil-Paraguay, y mayor productora de energía limpia del planeta. Ni bien enterado del asunto, Marito ordenó dejar sin efecto los alcances del acta, destituir a los “distraídos” e iniciar una investigación a fondo. Logró, además, que Brasil a través de su embajador Carlos Simas Magalhaes llevara a fojas cero el acta bilateral que modificaba el sistema de contratación de la energía de Itaipú. Fin del cuento. Cuando se quiere, se puede. Bien haría el Perú en hacer lo propio con el lesivo acuerdo con Odebrecht.





Por Martha Meier M.Q.

Si el jueves por la mañana los opositores de Abdo, salivaban y se frotaban las manos mientras pedían un juicio político para él y su vicepresidente Hugo Velázquez, al medio día ya no existía razón para cuestionarlo. La crisis de Paraguay fue, también, una muestra del compromiso con su país de la clase política democrática; mientras la oposición democrática e institucionalizada consideraba irresponsable descabezar al gobierno, los “zurdos” -como llama allá el pueblo a los rojos- querían a toda costa que la sangre llegase al río y convocar a elecciones adelantadas para tentar suerte.

El problema se inició al conocerse que “Joselo” Rodríguez, abogado, cercano al vicepresidente Hugo Velázquez, estuvo vinculado a la firma del acta “entreguista”, que actuó a nombre de este y que habría incluso gestionado durante las negociaciones con Brasil. La cabeza del vicepresidente Velázquez está en salmuera, y no por presiones mediáticas ni de los opositores sino por el presidente patriota, un hombre de derechas, joven y padre, cuyo sueño de hacer grande su país no permitiría sean truncados por las corruptelas de nadie.

En el Perú esuchamos largos meses atrás un audio en el que tres ministros presionaron al contralor Alarcón para que “recomendara” el innecesario aeropuerto de Chinchero. Todos desaparecieron de la arena política, menos quien era ministro de Transportes y Comunicaciones, es decir Martín Vizcarra, y ese es nuestro “presidente”. ¿Qué tal?