Víctor Vielma Molina: La constituyente es burla que lo empantana todo

Víctor Vielma Molina: La constituyente es burla que lo empantana todo

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La cúpula roja, en estertor final, busca sobrevivir en medio de la desesperación que le da perder el poder a causas de sus fracasos políticos, económicos, sociales y por la tenaz forma como la población venezolana la rechaza. Su revolución terrible y prematuramente envejecida escupe sus dientes, se desmoga y enviste como toro de lidia salido del encierro, su miope mirada lo impulsa a desmanes, se va de bruces, busca sostenerse de la ilegalidad, no guarda apariencia, desecha el estado de derecho, entrampa la realidad política. Su imagen de casi dos décadas, desgastada por desaciertos y delitos, no le da para sostenerse. La progeria política, no la deja pensar. Se pisa los pies, se arma de fuerzas indebidas y violentas, busca reconstituyentes y constituyente; pero, “después del ojo afuera no vale Santa Lucía”.  Este gobierno pareciera ignorar que el poder de una nación es como el vuelo de un ave; pero, torpemente y sin fuerzas atraviesa el Rubicón sin entender ni atender a la otra ala del país. Ahora, intenta amputar a los partidos políticos del pluralista sistema democrático, para sumir a la nación, bajo el  poder unipersonal y el imperio de partido único. En solución extemporánea, usa el hacha dela constituyente originaria convocando a minorías y no a todo pueblo de Venezuela que “es el depositario del poder constituyente originario.” Tal como lo expresa la letra viva del Artículo 347 de la Constitución vigente de 1999.El llamado a una nueva constituyente, en las condiciones en que ha sido presentada y en esta hora crucial, además de ser una burla contra el pueblo, para evadir compromisos y responsabilidades, lo empantana todo.

Lo más peligroso es un hombre con miedo; pero, es peor un gobierno cargado con esta debilidad. Nicolás Maduro sabe que se le terminó el tiempo, que ha llegado el final. Es culpable por inoperancia, ineficiencia, ineficacia y destrucción. Ha desprestigiado su trayectoria; pero, ahora no cuenta con recursos ni argumentos auténticos para gobernar. Su vocería oficial, solo difama y ofrece escasez, amenazas, represión, cárcel, tortura y muerte. Su miedo se propaga al séquito y a todos aquellos que lo siguen. Exhalan contaminación de amplio espectro. Probablemente, de aquí en adelante, va a devenir en más violaciones de DDHH, en crímenes de lesa humanidad.  El miedo, no es solo por perder el poder. Muchos de los actuales actores políticos se corrompieron y timan al sagrado tesoro del Estado, algunos se sientan en sillas de malhechores y aún andan en mal camino. Se orquestaron para el crimen y aún tiñen sus manos de sangre hermana. Caín sigue matando a Abel en los caminos tortuosos de la historia venezolana.





Para un gobierno demagogo, como el presente, que no se le hace difícil evadir responsabilidades, elecciones, esconder la realidad, negar información, maquillar cifras; romper con la sindéresis para disparar con armas aliñadas contra la multitud. Un gobernante que difama, desdibuja y enmascara la humanidad de sus opositores para perseguirlos y encarcelarlos, hasta darles membrecía de enemigos internos o acusarlos de connivencia con el supuesto enemigo externo, para promover la invasión de USA, no se puede esperar nada bueno. Con todos estos antecedentes, es inútil no creer, que busca la guerra civil bajo el cálculo equívoco del monopolio de las armas institucionales.

Si persiste en el mismo esquema, es improbable que tienda a crear políticas de acercamiento a favor del país y no lea el significado del crecimiento descomunal de una oposición que lucha sin armas. Al gobierno, la ceguera roja y las directrices del régimen cubano, le dificulta asumir la razón que pudiera procurarle salvoconducto para pasar la barrera del rechazo. Todo dice que quiere desbocarse a perderse en la sinrazón y en el hundimiento infernal de la total desaparición. Solo, pudiera salvarse si se invernara, políticamente, hasta esperar resurgir de las cenizas como el Ave Fénix.

Este gobierno, hasta hace poco había sacado provecho del conflicto y los excesos; pero la realidad se le contraviene. La mente de los venezolanos y la política, cambió. Maduro, no ha destrozado un castillo de naipes, arruinó las cosas más medulares de cualquier país, como lo son: la vida, la economía y la intocable felicidad. En fin, de acuerdo a los últimos acontecimientos, es difícil que su régimen se sostenga. La esperanzadle pueblo se lanza a luchar en las calles. Los jóvenes, a todo riesgo van a la vanguardia resisten. Trabajadores y estudiantes van al frente de las protestas y avanzan. La nación quiere entrar a la crisálida, cambiar y cambiarlo todo. La población, pareciera entender la celebración que manifiesta el ilustre artista plástico venezolano, Carlos Cruz-Diez, cuando dice: “A mis 94 años, les digo con sinceridad que les ha tocado vivir una época extraordinaria porque todo está obsoleto y hay que inventarlo de nuevo, hay que inventar un nuevo lenguaje político que hable de democracia, de valores éticos, de libertad, progreso y justicia social, hay que inventar la educación y crear un país de emprendedores, artistas e inventores, un país digno y soberano en el contexto global, en fin, en Venezuela hay que inventarlo todo. ¡Qué maravilla!”.(ENP, 28-05-17). Ciertamente, hay que inventarlo todo. Pero, para ello es necesario una nueva mirada, una innovadora manera para resolver problemas que no produzca víctimas, que la victoria no humille al vencido, que este se pueda sentir ganador ante la envestida creadora de todos los futuros posibles, sin que nadie repita los errores del pasado ni sienta las miradas ofuscadoras del sesgo y la segregación política.

 

Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com