“Uno no trabaja por estar pendiente de la comida”

“Uno no trabaja por estar pendiente de la comida”

Foto: José Nava/ La Verdad
Foto: José Nava/ La Verdad

Luego de 12 horas en la espera para ingresar a un supermercado ubicado en la avenida El Milagro, a los usuarios se les estaba agotando la paciencia. La negativa de la tienda a venderles arroz para trasladarlo a programas de la Gobernación del estado terminó de caldear los ánimos y los clientes cerraron la calle con palos y escombros como mecanismo de presión, reseña La Verdad.

Por Alixel Cabrera

Seis disparos al aire se escucharon, detonando la desesperación de quienes iniciaron la protesta. “Cada vez que llega mercancía la gerente quiere enviar los productos a la Gobernación”, afirma Reina Bravo, estudiante, que se formaba en la cola desde las 4.00 de la mañana. “Se entiende que hay un convenio, pero siempre hay un 50 por ciento para vendérselo al pueblo. Entendemos que todos tenemos necesidades pero aquí siempre es el mismo problema”.





“¿Qué hacen con toda esa comida para la Gobernación?, ¿dónde está esa comida de la Gobernación si aquí no llegan los CLAP”, cuestionaba Bravo. Un primer camión de alimentos llegó en la mañana y fue trasladado a las oficinas de la autoridad regional, pero, a las 4.00 de la tarde todo apuntaba que haber pasado todo el día bajo el sol y la lluvia, había sido en vano.

A esa hora nadie había logrado comprar un producto de primera necesidad, a pesar de la exposición a la que se sometieron desde la madrugada. Reportan que una hora y media pasó el camión “con al menos 500 sacos” del rubro, descargando la mercancía con las santamarías abajo, al mismo tiempo en el que en las afueras, las personas conservaban su lugar en la fila con los pies sumergidos en los charcos de la lluvia de ayer mezclados con aguas residuales.

“Si conseguimos, tenemos suerte”, dice Rosiris Casanova, clienta regular del establecimiento. Explica que usualmente, venden al público únicamente 20 por ciento de los rubros que llegan al supermercado. “Aquí pernoctamos, vivimos más aquí que en nuestras casas, uno no trabaja por estar pendiente de la comida, llevamos humillaciones de los policías, del gerente, del encargado, de todos”.