Hiperinflación pone entre la espada y la pared a vendedores de comida

Hiperinflación pone entre la espada y la pared a vendedores de comida

MARGARITA-COMIDA RAPIDA

 

Ciudad Guayana es la tercera ciudad con más crecimiento del Índice Nacional de Precios  al Consumidor (INPC) del país según cifras (parciales) publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV) el 15 de enero, correspondientes a enero-septiembre de 2015.

Correo de Caroni

Vendedores de comida que sobreviven en esta economía hiperinflacionaria y que deben mantener sus negocios contracorriente temen al avance de la inflación que solo complica aún más la obtención de materia prima y afecte más sus ventas.

Por ejemplo: quienes viven de la venta de empanadas, de cachapas y de almuerzos, en el sector Villa Colombia, en Puerto Ordaz, y tienen hasta siete años en sus puestos de comida, temen al golpe duro de la economía.

Sufren el doble filo de la espada de la espada: sus negocios y sus hogares. La canasta básica de 2015, que cerró con una cifra de 121 mil 853 bolívares, se cuadruplicó en un año.

Negocios en apuros

Para los que trabajan y no tienen tiempo de hacer cola, no les queda otra opción que comprar su materia prima a revendedores con precios muy altos.

Eurides Marcano vende maíz molido para cachapas y tiene seis años con su negocio. Para él son “inmensas” las preocupaciones para el inicio de este nuevo año: “Si todo sigue como va y uno no puede conseguir la mercancía, llegará el momento en que tengamos que cerrar”.

A pesar del violento avance de la hiperfinflación, el gobierno Venezolano continúa eludiendo responsabilidades, otorgándole gran parte de la culpa del déficit económico a factores externos y no a decisiones gubernamentales.

Para Marcano, la realidad es otra. Opina que la mala mano del gobierno lo ha empeorado todo y admite que el público siempre requiere precios justos pero, lamentándolo mucho, el aumento de su producto es inevitable, no solo por la compra a altos precios de su materia prima, sino por la misma inflación descuidada por el Ejecutivo que lo obliga a buscar ganancias adecuadas para el sustento de su familia. “Mientras más caro uno vende, la gente huye más de los puestos de comida”, lamenta.

Lo que ellos y los consumidores saben en la calle y desde sus bolsillos, el BCV lo ocultó hasta horas antes del balance de gestión de Maduro, el viernes: los alimentos fue el grupo con mayor inflación entre julio y septiembre del año pasado.

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