Armando Martini Pietri: Navidad, fiesta de la esperanza

Armando Martini Pietri: Navidad, fiesta de la esperanza

ThumbnailArmandoMartiniPietriAgo2015Llegamos a la gran fiesta de quienes formamos parte de las religiones cristianas en el mundo entero, la Navidad. Este jueves es 24 de diciembre y nos preparamos para el reencuentro familiar, los abrazos en un ambiente de alegría y reconciliación que es igual en todos los países cristianos o donde existen comunidades cristianas. Por eso, el lapso entre el 24 y el 25 es de buenos sentimientos en Caracas y toda Venezuela, en Norteamérica, en toda Europa desde las heladas, bien organizadas y conservadoras monarquías del norte, hasta las siempre animadas playas mediterráneas, desde las revoltosas costas atlánticas y la alegría del Caribe hasta las lejanías del Océano Pacífico, porque la interminable Rusia con sus eternidades siberianas es profundamente cristiana, ortodoxa para más detalle, y en 70 años de implacable tiranía atea comunista no lograron acabar con esa fe.

Pero habrá celebraciones navideñas también en países de religiones dominantes radicalmente diferentes y con sistemas de gobierno tajantemente ateas, como China, Japón, Vietnam y toda el Asia Lejana; sólo en los países musulmanes los gobiernos ponen trabas y dificultades a sus pequeñas comunidades cristianas –o las asesinan, como hacen los fanáticos criminales del llamado Estado Islámico.

Venezuela se ha estado preparando para una Navidad compleja y complicada en lo social, económico y político, carísima y con serias dificultades para conseguir los insumos tradicionales para hallacas y bollos, además de las fallas de abastecimiento que hemos venido padeciendo insistentemente durante los años de Gobierno de Nicolás Maduro, especialmente en este 2015 que, tal como se presenta la economía, podría llegar a ser recordado como mejor que el 2016. Pero estos dos días navideños, el 24 de las compras apresuradas y la emoción de lo que viene, y el 25 que es la fiesta real, la celebración del nacimiento de Jesús, la gente olvidará la mayoría de los problemas actuales y por venir.





La noche del 24 al 25 de diciembre es período de regalos, abrazos, sonrisas, se trata de compartir y reunirse en familia y con los amigos que son como familia. Hay que aprovechar las festividades navideñas para reflexionar, sosegarse, disfrutar, pasarla bien pensando en lo que hicimos bueno y lo que hicimos mal o pudimos hacer mejor. Mucha de la alegría y cordialidad de la Navidad viene precisamente de esa tendencia tradicional a recordar, reconocer, abrir nuevos horizontes y tener nuevas ilusiones.

Este año muchos venezolanos pensarán, inevitablemente, en los cambios políticos, sociales y económicos que aspiran o que esperan. No sólo por el creciente hastío de la población, chavistas y militares incluidos, por los errores y la terquedad pecaminosa de Nicolás Maduro y su equipo, empeñados en “profundizar” un socialismo anticuado, obtuso e ineficiente, postrados en la trampa de un supuesto “legado de Chávez” que fue precisamente el que empujó a Venezuela al desesperante calamidad actual, sino por los resultados explosivos de las elecciones del 6 de diciembre, que permiten pensar que 2016 será el año del inicio del grandes cambios.

Habrá los pesimistas, que comerán sus carísimas hallacas convencidos de que la oposición no podrá cambiar nada y que el chavismo seguirá gobernando y arruinando –si es que es posible aumentar la ruina actual- aún más a Venezuela. Pero habrá también, y pensamos que son mayoría, los optimistas, los que creen que la oposición es capaz de entender la trascendencia de su triunfo electoral y que tiene los hombres y mujeres capacitados y dispuestos a unir experiencias y esfuerzos para cambiar drásticamente el desastroso rumbo chavista del país. La cena y las visitas navideñas estarán esta semana llenas de ese tipo de comentarios y especulaciones.

Esas discusiones no van a arruinar la noche navideña venezolana. Serán parte de la realidad que actualmente vivimos, animarán las reuniones, los brindis y el sabor de la comida tradicional de época y del dulce de lechosa. Porque este año los optimistas van a tener más argumentos.

Lo que estén pensando y discutiendo los dirigentes políticos y especialmente los que resultaron electos diputados puede contener elementos diferentes, conocimiento más pragmático de la realidad actual y la que comience a vivirse el 6 de enero. Pero lo quieran o no, no podrán estar demasiado alejados de lo que piensen, discutan y esperen los ciudadanos en estas fiestas navideñas, como por ejemplo la amnistía general que tanto desea esta Venezuela convulsionada y hasta desesperada de reconciliación.

Después de todo Navidad es natividad, nacimiento, renovación; es el despuntar de una nueva esperanza. Y la esperanza es alegría, la que deseamos a cada uno de ustedes.

En lo a quien suscribe respecta, deseo profundamente a todos mis amigos y quienes no lo son pero especialmente a quienes han tenido la gentileza, paciencia y cortesía de leer y comentar estas líneas que todos los lunes desde hace un año ya venimos publicado gracias a La Patilla.com, Alberto Federico Ravell y David Morán quienes nos han brindado la magnífica e invaluable oportunidad de poder expresar nuestro punto de vista, sentir y parecer de lo que hoy sucede y sucederá en el futuro en este increíble y grandioso país que se llama Venezuela.

Feliz Nochebuena Venezuela, y que Dios Bendiga a todos sus ciudadanos.

@ArmandoMartini