La alternativa democrática cumplirá el mandato de la gente ejecutando simplemente lo pautado por la Constitución, eso es poniendo a funcionar el Congreso y liberando a los presos políticos. Los periodistas entrarán al hemiciclo.
El grupete que ha conducido al desastre no pasa de 100 personas, todas deslegitimadas por los épicos resultados del 6-D. El “hasta cuando” le ganó al “como sea”. No le vamos a permitir a 100 personas complacientes con la corrupción y el narcotráfico terminar de disolver la república.
Hay que recomponer constitucionalmente al CNE, Poder Ciudadano y el TSJ, porque carecen de legitimidad para obstruir el mandato popular que se pronunció por un cambio de modelo. La Sala Constitucional es un mero organismo burocrático subalterno de segundo grado y jamás podrá estar por encima de la voluntad popular representada por la nueva Asamblea.
El siglo XXI confirma que los liderazgos individuales providenciales corresponden al siglo XX, hoy los vientos soplan a favor de un liderazgo que se apoye en el trabajo en equipo, en acuerdos logrados con dialogo. En la unidad creemos en el arte del acuerdo. Entendemos que el deseo de progresar está en la base de la nación y queremos su despegue.
La diversidad definitivamente enriquece; los poderes públicos deben orientar su trabajo no en la ideología trasnochada sino en acciones que conduzcan a las soluciones concretas de los problemas de la gente. Tenemos el derecho a pensar distinto pero debemos trabajar juntos por el bien común, superando los enfrentamientos inútiles.
Los poderes públicos están obligados a fomentar la unión, establecer una justicia independiente y poner el acento en alcanzar la tranquilidad y seguridad, no hay principio ideológico que justifique atormentar a la sociedad con el flagelo de la delincuencia y la impunidad. Son prioridades el combate a la corrupción y el narcotráfico que destruyen a nuestra juventud.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
@JulioCArreaza