Ser…venezolano por @maggidilena

Ser…venezolano por @maggidilena

thumbnailmaggidilenaSi desde niños nos hubiesen enseñado  que “SER”  es lo más importante, y que luego viene “TENER” y “HACER”, tal vez nosotros, más de 30 millones corazones hoy tendríamos más esperanza de salir de la crisis y saber que podemos SER. Hoy en día es más difícil sobrevivir a la desolación y la desesperanza  en Venezuela, que cualquier hazaña de superhéroe de comiquitas.  Salir a la calle diariamente y encontrarnos con la suerte de hacer cola, ser víctima de la inseguridad, pagar el precio que sea por un producto que  escasea en el mercado, leer malas noticias, el tráfico en horas pico, y paremos de contar….; se nos ha convertido en pequeñas pero significativas hazañas como las de Batman, Superman o el mismísimo Chapulín Colorado.

Según cifras oficiales para este año 2015, somos más de 30 millones de habitantes, pero llama la atención que para esa cifra TODOS SOMOS DEL MISMO GRUPO. Es interesante saber, que al menos para un objetivo (simplemente estadístico), solamente se necesita vivir en este noble país, para formar parte de un solo conjunto. Ahora, para cualquier otra finalidad, seguramente debemos pertenecer a un grupo u otro, color, preferencia política, cupo en la tarjeta de crédito, simpatía con Maduro o con la oposición, comprar a “bachaqueros” o hacer colas, entre otras.

Hemos dejado que imperen los grupos, el sectarismo cada vez se apodera más de nuestro modo de vivir, somos pequeños “señores feudales”, lo cual nos impide cada día más, concretar el sueño de país que muchos tenemos. Cuando Julio César o Napoleón, dijeron esta frase: Divide y vencerás, sabían que lograrían sus macabros objetivos de dominación. Lo que ocurre es que la población para ese entonces no tenía la capacidad de discernir en aquello un tanto profundo; sin embargo, hoy en día es casi imperdonable el silencio, causa desconcierto tanto espacio en blanco.





Por eso, cada mensaje de unidad es válido, siempre que procure unir voluntades, en búsqueda de un objetivo favorable para la mayoría de los ciudadanos, hay que inyectarle credibilidad. La proeza de unir a todos los venezolanos con ganas de salir adelante y dispuestos a trabajar arduamente por la Patria que nos cobije a quienes estamos y quienes vienen a formar parte de esta gloriosa tierra, es sin duda, la tarea más dura que cumplir en estos días.

Seguramente, muchos nos hemos preguntado ¿Quién lo hará?, ¿Cuál liderazgo seguir que verdaderamente represente el sentimiento de los que sienten no tener voz? ,y allí de nuevo se tranca el juego. No dejemos que venga el mesías, el ungido, el protegido por nadie.

Desde los años 80 el proceso político venezolano a nivel de instituciones de partido ha venido sufriendo severos reveses. Una de las razones que podemos aducir rápidamente sin caer en divagaciones académicas es que las estructuras rígidas dejaron de atender a las realidades locales y se distanciaron de la militancia base, de ahí que su función social se viese tergiversada y terminase en un problema de cascarón sin timón efectivo.

El reto luego fue abordado por una serie de partidos “novedosos” que aunque han hecho el intento de transformarse en herramientas de organización social, han terminado por mimetizarse con las estructuras que les precediesen y, peor aún en algunos casos, están centradas en el personalismo político de un grupito o líder único. Nuevamente alejados de la realidad local de las zonas recónditas o refugiados en la telepolítica o twitterpolítica.

De todo lo anterior, es necesaria la configuración de partidos de actualidad, que más que decirse “nuevos” atiendan a nuevas formas de organización más eficientes para el fin que les ocupa. Hablo de tomar partido por la creación de movimientos de sazón política que sean orgánicos y prosperen desde la microsegmentación y el dinamismo. Se trata de la comprensión de que los movimientos que agrupan gentes – o grupos- organicen desde la realidad socio-económica y cultural de cada región o localidad, sin dejar de comprender que el país es uno, y que el desarrollo no puede ser una “Frankenstein” de organización social que no tenga corazón. Es una articulación social que atienda temas de importancia local y permita ser realmente efectiva como instrumento de acción política.

El reto es la construcción y el mantenimiento de movimientos hijos del dinamismo social; no que las estructuras pretendan imponer el lento ritmo burocrático de sillas calientes y carnets numerados frente a unas gentes huérfanas de liderazgo con sustancia.

Seamos cada uno de nosotros ese superhéroe que tiene como objetivo primero, derrotar ese paradigma de “Divide y Vencerás” en “Une y Ganaremos TODOS”.  Unamos esfuerzos, esperanzas, frases positivas, AMOR POR VENZUELA, rescate de los valores de nuestras familias, el mensaje de la iglesia (en la que creamos), la esperanza que mantiene vivos a los enfermos, la FE que todo lo puede cambiar.

Por alguna razón que desconozco, a esta generación nos toca revivir la ilusión, sobrellevar los momentos duros y ayudar a quien está en oscuridad, porque todos somos hijos de esta misma tierra. Todos somos VENEZOLANOS. Nada importa más que la FAMILIA, y esta queridos lectores, es la familia que nos regaló Dios; a unirnos por VENEZUELA.