Decálogo para hacer maletas sin que se convierta en una tortura

Decálogo para hacer maletas sin que se convierta en una tortura

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Los románticos afirman que hacer la maleta es parte del encanto viajero. Los románticos quizás tienen a alguien que les hace la maleta; o tiempo para hacerla.  Traveler.es

Aquí van consejos repletos de sabiduría para que esta labor no se vuelva una tortura.

1. TEMPO, TEMPO, TEMPO

Esto lo cantaba Caetano Veloso y esto nos tenemos que repetir. Dedica tiempo a preparar el equipaje. No opongas resistencia. A menos que seas un concursante de Pekín Express o tu idea sea hacerte un monje budista antes de viajar tienes que llevar una maleta llena. Por eso, reserva un par de horas y déjate llevar por un acto que tiene un par de siglos de vida. De hecho, no dudes en dejarla preparada algún día antes. No te convertirá en un neurótico. Cualquier cosa es mejor que dejarla para lo último: eso no te convierte en un locuelo, solo en alguien al que se le olvidará la ropa interior y el líquido de las lentillas.

2. LA MALETA

Con la maleta hemos topado. No es ese objeto que bajamos del altillo cada cierto tiempo. Es nuestra amiga. Por eso conviene elegirla y cuidarla bien. Una maleta es una declaración de intenciones. Lo es el trolley de animal print fucsia (relájate, nadie te la va a robar), o un set de Damier de Louis Vuitton. Si vamos a viajar con ordenador elegiremos una con bolsillo exterior y ligera, como las Lite-Biz de Samsonite; si queremos ser los más estilosos de la cinta de equipaje querremos una Topas de aluminio de RimowaEs útil tener, al menos dos(una de cabina y una mayor) y una mochila. La mochila es útil para atravesar, por ejemplo, el lago Atitlán en una barca. Ahí las cuatro ruedas sirven de poco. Cada viaje demanda una maleta.

 

3. EL CONCEPTO

Este es el punto más controvertido. Y el más snob. Hay que elegir el concepto que presida esa maleta. Nos vamos a París, pero hay muchas formas de viajar allí; puede ser: “cruce entre Ines de la Fressange e Instagramer en momento dulce” o “Cocodrilo Dundee en la Rive Gauche” o “Californiano que pisa la Vieja Europa por primera vez”. De acuerdo, este paso nos lo podemos saltar y pasar al punto siguiente.

4. SPOTIFY

Es un gran aliado. Una buena maleta, concienzuda, querida, se hace con música. Hazte una lista maleteril especial. Puede tener relación con el destino o no. Sube el volumen de los altavoces y no te agobies si entre camiseta y camiseta bailas. Es entonces cuando llega elflow.

 

5. LA MALETA MENTAL

Dícese del acto de pensar qué va a contener esa maleta y que se concreta en formato lista. Luego sólo hay que sacar, doblar y guardar. Ese otro acto, posterior en el tiempo sería “la maleta física”. Primero se piensa y luego se actúa, en la maleta y en la vida.

6. USA TRUCOS

Es reconfortante, nos hace sentir seres prácticos y funcionales. Coloca todo lo que te vas a llevar encima de una superficie, la cama o una mesa grande, así tendrás una visión completa de todo y no llevarás diez camisetas de rayas (aunque si tu concepto es “Picasso de vacaciones” quizás cuadre). Usa bolsas de tela (sí, las robas en todos los hoteles) para guardar zapatos, trajes de baño, cables, accesorios…Te ayudará a localizarlo y ordenarlos. Las bolsas de conservar al vacío, cual jamón de Guijuelo, también son útiles. Las venden enThe Container Store y son lo próximo que vamos a encargar a ese amigo que viaje a Estados Unidos (bueno, ya hacen envíos a España).

 

7. AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS

Serrat, siempre sabio, lo sabe. Esas pequeñas cosas son las responsables de nuestra felicidad cotidiana. No lo es un vestido, lo es el cargador del móvil. No lo es el cuarto par de zapatos, lo son los 600 gr de ibuprofeno. A estas cosas, pequeñas en tamaño pero grandes en importancia, hay que prestarles atención. Son las gomas del pelo, el enchufe norteamericano, el jabón antibacteriano… Pero, en paralelo, recuerda algo: no caigas en la obsesión, casi todo se puede comprar en todo el mundo, aunque no te apetecerá salir a buscar un cargador de iPhone en un pueblo de la Capadocia.

8. OLVIDA LOS “POR SI ACASO”

No metas un traje que te pusiste en la boda de tu hermana si vas a Glastonbury, no metas una bata rociera si no vas al RocíoNo metas ropa de yoga si no sabes qué es el triángulo, la cobra o el perro invertido,; tampoco ni smoking blanco (no eres el Gran Gatsby), ni ropa de deporte si sólo corriste una vez y por hacerte el moderno. Vivimos en la era Inditex: insistimos, todo se puede comprar.

 

9. DÉJALA DORMIR

Hacer la maleta con tiempo te permite corregirla. Y en las correcciones la maleta se depura hasta convertirse en una concentración de unomismo. Edita esa maleta, remátala, que cuente lo que tú quieres. Es en el reposo y la reflexión cuando una maleta alcanza la perfección: contenida pero versátil.

10. Y EL ÚLTIMO CONSEJO…

Antes de salir, saca algoCoco Chanel siempre decía “ante la duda, quítate algo”. Haz lo mismo, cuando vayas a cerrarla saca algo, una prenda de vestir, un par de zapatos…Va a sobrarte. Saca algo y acertarás. Pero que no sea el cargador del móvil.

 

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