Salario de profesionales no cumple con expectativas económicas

Salario de profesionales no cumple con expectativas económicas

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Ser un profesional universitario es el triunfo que toda persona anhela alcanzar, sin embargo estudiar durante cinco años o más, es un esfuerzo que para los recién graduados no es gratificado con  el sueldo promedio. Diana Larez/ Nueva Prensa Guayana

A pesar del notable sacrificio realizado por algunos estudiantes, estos concluyen que las horas, y dinero invertido en instituciones, no son tomadas en cuentas al momento de ejercer.

Las  profesiones de preferencia están en medicina y odontología, siendo estas unas de las más costosas por la adquisición de los instrumentos requeridos para efectuar las prácticas.





Luisa Elena Rojas dio a conocer, como galena recién graduada, que obtener un salario digno es una tarea difícil. Su sueldo base es de 7.000 bolívares en un reconocido hospital de la zona, sin embargo debe solventar con horas extras, y bono alimenticio para así lograr  a 15 mil bolívares por mes.

“Ser médico es mi pasión, sin embargo debo  trabajar horas extras en el hospital, mientras me sale un trabajo alterno es una clínica, si adquiero tres o cuatro guardias al mes, puede que mi salario aumente un poco más”.

Rojas destacó que 12.000 bolívares  no alcanzan para servicios básicos, como agua, luz y condominio. “Solo en el pago de la residencia son Bs. 9.000, y los  servicios casi dos mil mensual”, cabe destacar que a pesar de ser doctora, también realiza tortas por encargo en su tiempo libre de esta manera alivia las deudas.

Esta historia se repite en las diferentes profesiones, en el caso de Orlando Contasti Tsu en Administración, quien destacó la baja oferta laboral en la ciudad, en su caso dejó a un lado el ejercicio, para ser gerente de una tienda en Alta Vista en Puerto Ordaz.

“Cuando empiezas a ejercer la situación se viene cuesta arriba, quienes te contratan pagan salario mínimo, es necesario incursionar en otro campo, sin importar que no sea en relación a mi profesión” dijo Contasti.

Contasti afirmó que los intereses por continuar estudiando se posicionan en una balanza. “El deber ser es que termine mi carrera como licenciado, pero el pago es reducido, aun así “mato tigres”, con balances personales”

Economía informal

A juicio de los entrevistados, el trabajo informal suele ser la luz al final del túnel, en el medio ambulante pueden devengar ganancias superiores al sueldo mínimo, y sin dedicar cuantiosas horas de trabajo.

Eduardo Ruiz detalló que no es factible instruirse en especialidades culinarias, estudio que deben aprender más de 300 recetas, degustaciones, e innovar en la creación de nuevos platos.

“El salario de un cocinero debe ser superior a los 12 mil bolívares, pero en este país nunca pagan ese monto, en mi caso viajé a Trinidad y allí tengo un mejor sueldo”, refirió Ruiz.

Por su parte, Laura Montes graduada de abogada desde hacer tres años destacó que ha visto en la obligación de trabajar como peluquera. “Los casos salen una vez al año, opté por hacer un curso de corte, secado, y tinte con esto gano más de 15 al mes, aparte logré tener mi propio negocio.

Según el informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) estima que el precio de la Canasta Básica Familiar (CBF) de abril de 2015 es Bs. 37.960,36, un aumento de Bs. 2.835,91, o 8,1%, con respecto al mes de marzo.

 

La variación anualizada para el período abril 2015/abril 2014 es 107,2%, Bs. 19.638,07, tres y medio salarios mínimos: (Bs. 5.622,48 para ese mes). “Se requieren 6,8 salarios mínimos para poder adquirir la canasta básica, para una familia de cinco miembros”, asegura Cendas

 

Ante esta situación Montes aseguró que el sueldo mínimo, está lejos de cumplir con la realidad del profesional. “Luego que estudias hasta ocho años, porque siempre estamos ávidos  de conocimientos, el salario no justifica los trasnochos, y necesidad del venezolano”.

Asimismo José Marcia, aseguró que el sueldo mínimo no cubre ni la mitad de los productos de la cesta básica, esta situación lo obligó a dejar de lado su carrera de ingeniero mecánico, para ser gerente de una ferretería.

“Son reducidas las ofertas de trabajo en la ciudad, y las pocas que están disponibles es necesario la llamada “palanca”, donde debes pagar altas sumas para asegurar un sitio de trabajo” explicó Marcia.

 

En una entrevista a un vendedor de alimentos “bachaquero”, quien por seguridad prefirió reservar su nombre, aseveró que ser graduado en Venezuela no es rentable. “Yo estaba estudiando medicina en la UDO, pero haciendo colas logro obtener mayor ganancias, para mi este es un trabajo digno como cualquier otro”, alegó.

 

 Descenso en matrículas

 

De acuerdo al artículo publicado por el diario El Universal, las instituciones de educación superior del sector público experimentan un descenso en las matrículas de pregrado.

Docentes del Instituto Pedagógico Rural Gervasio Rubio (Rubio-estado Táchira) especialistas en las áreas social, política, comunitaria y del propio entorno educativo analizan los factores externos que pudieran estar influyendo en este fenómeno social, con la finalidad de comprender esa realidad que hoy afecta a todas las universidades venezolanas.

 

Para la politóloga Jenny Moreno, hay una desesperanza aprendida de manera general en la población, que pudiera intervenir en las expectativas que el joven tiene sobre su futuro.

En el Táchira, por ejemplo, se observa como un grupo importante de jóvenes prefieren dedicarse al bachaqueo, al contrabando de extracción de combustible y al mercado ilegal, porque sus expectativas no se corresponden con la realidad que le ofrece el Estado venezolano.

“Esta forma de vida, lamentablemente le proporciona liquidez inmediata, a corto plazo, mientras que una carrera universitaria es una meta a largo plazo”.
Moreno considera que además de percibir dinero de forma inmediata, esa desesperanza aprendida también obedece “a que los jóvenes escuchan de nosotros que la educación es una de las profesiones menos remuneradas y escogen otras carreras asociadas a la seguridad y defensa, pero no precisamente para aplicar la ley, sino para obtener algún beneficio económico extra. La gente quiere tener dinero al otro día y prefiere vender una pimpina de gasolina para obtenerlo, pero si lo detienen no sólo va a gastar la plata que hizo ese día, sino probablemente la que pudiera producir su familia en un año”, según nota de prensa de la UPEL.