La Mesa en su lugar por @felixseijasr

La Mesa en su lugar por @felixseijasr

FelixSeijasR“Con la Mesa todo, sin ella nada”. Ese debería ser el emblema de los partidos políticos de oposición. Usted puede sustituir la palabra “Mesa” por cualquier otra denominación. Aquí lo que importa es el concepto de “unidad”. Por su parte, el lema que mejor representa los intereses del oficialismo es, sin duda, “abajo la Mesa”.

Utilizo la palabra con la que comúnmente se resume el nombre de la Mesa de la Unidad Democrática, porque éste se ha convertido ya -junto con sus siglas MUD- en una marca a la que se le asocia una interesante gama de atributos positivos; lo que debería suponer para sus integrantes un valor que no puede ser tratado a la ligera.

Las diferencias en la visión que los distintos factores que componen esta emblemática coalición tienen sobre las estrategias a seguir para lograr un cambio político en la conducción del país, han generado en los últimos meses situaciones que han puesto a prueba la solidez de estos atributos en la percepción de los venezolanos.





¿Por qué es tan importante la marca “Mesa de la Unidad Democrática”? El mundo opositor hace tiempo que es mayoría. Sin embargo, esto no significa que todos ellos estén dispuestos a apoyar a cualquier opción opositora. Por ejemplo, los partidos políticos difícilmente arrastran el 15% del electorado. Ellos, por sí solos, son una abrumadora minoría.

Por un lado, es sencillo de entender que el rival de la oposición es un “monstruo” electoral que aglutina no menos de un 35% de votantes. El instrumento que le ha permitido a la oposición ganar terreno en lo electoral, hasta el punto de llegar a ser un serio rival tal como quedó asentado el 14 de abril de 2013, es aquel paraguas llamado MUD.

Durante años, los estudios han develado que la principal crítica que origina reservas hacia las agrupaciones políticas es la asociación de éstas con pugnas banales que anteponen intereses personales al bienestar colectivo. Todo esto transmite al elector la sensación de un caos que de manera natural se traslada a lo que sería un posible gobierno en manos de dichos actores. Un claro efecto “mata pasiones”.

El éxito de la coalición de partidos políticos bajo la estructura de la MUD reside precisamente en que esta instancia ha llegado a simbolizar para el elector lo opuesto al caos que generan las pretensiones individuales. La mayoría del mundo opositor puede mirar con reservas a los partidos políticos, pero está dispuesta a dar un voto de confianza a la mesa que representa los valores de la unidad; para ellos éste es un concepto noble. Esta idea le transmite la sensación de colaboración y desprendimiento en la mejor acepción de estos términos.

Esto no quiere decir que las personas piensen que quienes forman parte de la Mesa no tengan su propio ritmo cardíaco y aspiraciones personales, sino que perciben a esta instancia como el lugar en el que todos hacen el esfuerzo por ajustar ese ritmo de manera coordinada, en pos de un objetivo común: el bienestar del país.

¿Ha sido dañado el valor de la marca? El mundo opositor observa con atención la actual situación por la que atraviesa la MUD, alerta a las señales que ésta transmita. Hasta el momento, los números muestran que se ha entendido que la coalición vive momentos que pueden presentarse en estas instancias y, bajo una posición crítica, mantiene su adhesión a la marca. Es decir, la MUD, como activo, está viva, demostrando que los atributos que determinan su valor subyacen aun en el imaginario del elector.

Sin duda, la oposición venezolana vive el momento más delicado de los últimos años. El tiempo  conspira en su contra. El próximo compromiso electoral se encuentra, en teoría, a poco más de doce meses y existen muchos temas por resolver para llegar a él de manera saludable, algunos para los cuales se está haciendo tarde. La MUD es el pulmón opositor y el único rival electoral de quien represente los símbolos del chavismo. Si su estructura emblemática sale airosa de la coyuntura que hoy en día enfrenta, ella se potenciará robusteciendo su valor. De lo contrario, como he dicho en otras ocasiones, “alpargatas”.

Félix L. Seijas Rodríguez

@felixseijasr