José Vicente Carrasquero: Mezcla letal: ausencia de escrúpulos e impunidad

José Vicente Carrasquero: Mezcla letal: ausencia de escrúpulos e impunidad

thumbnailjosevicentecarrasqueroPara entender lo que está pasando en Venezuela en este momento, ayuda tener en cuenta dos constantes que en mi opinión explican en comportamiento de quienes hoy ocupan el poder, no precisamente de forma democrática.

La primera constante que deseo agregar al análisis es la ausencia de escrúpulos de quienes tienen la responsabilidad de conducir el país. Esto se evidencia en una cantidad importante de acciones. Pero se hace aún más claro cuando se ve la forma como se ha tratado de reprimir la protesta estudiantil.

No se tienen escrúpulos cuando se crean y mantienen grupos paramilitares especialmente para imponer la verdad revolucionaria, que, como se sabe, es única. Esa verdad la posee la nomenclatura y por supuesto está sujeta a cambio según los deseos y necesidades de quienes ostentan el poder. El accionar de los paramilitares es el típico de una fuerza de asalto. Asesinan personas, dejan a otras heridas y siembran terror y destrucción a su paso.





Solo una clase política sin escrúpulos puede mantener y aupar las acciones de unos desalmados cuyo único propósito es lograr el sometimiento del pueblo por la vía del miedo. Este comportamiento clásicamente fascista pasa por el desconocimiento del otro y de sus derechos más elementales, entre ellos al de la vida.

La falta de escrúpulos explica como los organismos de seguridad del gobierno son soltados como perros de presa contra estudiantes, médicos y manifestantes en general. El uso desmedido de la fuerza, el que se dispare contra edificios y se allane la morada de familias enteras al tiempo que se hieren a las personas y se les veja sin contemplaciones indica que quien les ordena esas acciones no posee escrúpulo alguno.

Los asesinatos sin culpables, los heridos sin responsables, los torturados y violados sin que medie la acción de alguna institución del estado es otro elemento que nos permite decir que estamos bajo el mando de una clase política que pone el proyecto político por encima de los derechos humanos y por lo tanto, por encima de la constitución (sí, con c minúscula). Para que esta situación sea posible es necesario que los responsables de investigar estos atropellos carezcan de escrúpulos para callar todas las atrocidades que hemos venido viendo.

Mantenerse en el poderpersiguiendo y acosando a los dirigentes de los partidos que se oponen al gobierno requiere una buena dosis de amoralidad. A los líderes se les han inventado cargos, se ha usado la institucionalidad del estado con el fin grotesco de privar de libertad a personas que no han hecho más que oponerse a un régimen oprobioso y violador de los derechos humanos.

La otra constante que hace falta agregar para afinar el análisis es la impunidad. No se sabe de ningún paramilitar de los que han asesinado, herido a personas, destrozado propiedad y bienes de la nación que haya sido puesto a la orden de los organismos jurisdiccionales para que paguen por sus delitos. Es claro que la clase gobernante les ofrece como incentivo para sus actos impunidad. Y esto es elemental. Si se tienen con fines de “defender” el proceso político, no pueden estar sujetos a castigo. Caso contrario no se podría contar con ellos.

Se ha sabido de efectivos de la guardia nacional que, habiendo sido plenamente identificados cometiendo atropellos, andan sueltos y no se les ha sometido a las investigaciones de rigor. Hay fuertes indicios de que una joven atleta fue asesinada con un disparo de perdigones en la cara. ¿Dónde está el responsable? ¿Quién adelanta investigaciones? ¿Qué se sabe al respecto? Todo esto induce a pensar que también se les otorga impunidad a estos funcionarios. De otra forma no se entienden que no se encuentren sometidos a la justicia.

Las protestas han tenido como consecuencia una serie de violaciones a la ley por parte de paramilitares y funcionarios. La necesidad de un gobierno debilitado de mantenerse en el poder lo lleva a otorgar licencia para faltar a cualquier ley siempre que satisfaga a sus superiores.

La mezcla letal de falta de escrúpulos e impunidad explica por qué el venezolano está abandonado a su suerte. Es también un incentivo para seguir luchando. El pueblo se da cuenta que lo que se busca es su sometimiento a la verdad comunista del régimen. El venezolano no quiere verse como el pueblo cubano. Y lucha, se resiste a seguir regido por el peor gobierno que conozca nuestra historia.

Es necesario agregar un tercer elemento. La maldad de una clase política que no entiende de democracia. Dirigentes desalmados que no concibenla lucha democrática. Unos mentirosos contumaces que ahora usan un costoso aparato comunicacional para hacerle creer al mundo que todo es culpa de unos fascistas que quieren dar un golpe.

Independientemente del resultado de esta ola de protestas, hay hechos que se traducen en una victoria de esa mayoría que se queja de la escasez, la criminalidad y la inflación. El régimen ha quedado al descubierto como una dictadura. El GORILATO que ocupa el poder usa todas sus artimañas para violar derechos humanos y leyes y hacer creer a sus compinches de la izquierda internacional que ellos son las víctimas.

Lamentablemente para el GORILATO, la opinión pública internacional se ocupa de Venezuela y se preocupa por un régimen que coarta las libertades de los ciudadanos y se empeña en someterlos a la pobreza anunciada por la eufemísticamente llamada tarjeta de abastecimiento seguro, conocida en Cuba como libreta de racionamiento.

@botellazo