Raniero Cassoni: Sueño una Venezuela constructora

Raniero Cassoni: Sueño una Venezuela constructora

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La mente vuela explorando las ilusiones de sueños de progreso, en el imaginario del ser humano no hay nada imposible ni finitas posibilidades, allí nace nuestra creatividad, la esencia de nuestra alma transformada en ilusiones. El corazón, músculo central de nuestra vida al cual hemos identificado como el creador del amor, bombea la sangre que nos da vida, nos calienta y de allí somos capaces de comprender y amar al prójimo. Finalmente nuestros pies cuya gravedad de la tierra nos atrae constantemente al piso, del cual no podemos despegarnos, nos mantiene en lo terrenal que no es más que la realidad de nuestro entorno, las oportunidades y los reto que la convivencia demanda al individuo para lo colectivo.

Tres elementos fundamentales para soñar en realidad, la creatividad a través de la mente que permite ilusionarse, el amor que emana nuestro corazón que con pasión lo creerá posible y la realidad que nuestros pasos nos rodean. Creo en estas generaciones que nacen de la nada, del oscurantismo ideológico de un monolítico mesiánico ideológico, generación que grita libertad, democracia y libertad, muchos sin conocer ni haberlo vivido, un ideal que comprende necesario para El Progreso de los pueblos.





Sería engañoso pensar que Chávez no tuvo liderazgo, su comunicación penetro los sectores populares que estaban aislado y ajenos a la política, aquellos que sienten reivindicado ante el país por ser mencionado y recibir dádivas, convencidos de que les pertenece y han sido robado por años, aunque a confesión de un ministro, el objetivo de la revolución nunca ha sido educación ni progreso, es decir simplemente han sido mercaderes de sueños y miseria, con dádivas para no morir de hambre y conformarse con lo que hay y no con lo que puedes lograr.

El 12 de febrero nació una nueva ilusión, jóvenes con el pecho hinchado de orgullo patrio piden una salida, quieren libertad, democracia y justicia. Algunos confundidos gritan “y va a caer” y otros “hay que estudiar”, ninguna de las dos consignas se corresponde al pensamiento de los líderes juveniles, porque en cada esquina en cada rincón anda enseñando a través de la protesta que es nuestro derecho exigir las oportunidades que esta revolución esta robando. Basta de robos y asesinatos porque aunque es algo a lo que nos estamos acostumbrando, no es común que la gente muera, basta de engaños. Que la escasez de productos y la poca variedad de productos es algo que afecta nuestra calidad porque tenemos derecho de escoger los productos para eso trabajamos, y no deberíamos estar 4 horas en una cola para comprar los pañales o la leche para nuestros hijos. Que nuestro petróleo lo regalan incluso a los Estados Unidos aquel imperio que tanto odian pero veneran porque es allí donde van a vacacionar o incluso peor llevan a sus esposas embarazadas a dar a luz para que sean ciudadanos americanos.

La hipocresía de la revolución contrasta con el grito libertario que la juventud venezolana proclama en las calles de Venezuela, desde los Andes donde se emprendió la campaña admirable por nuestra independencia recorre toda la geografía nacional, el Oriente rememora a Piar, Mariño, en Carabobo se sienten las lanzas de libertad de Páez, en Aragua se han multiplicado los Ribas y en Caracas no se desmaya. Estamos ante la posibilidad real, la salida no es de Maduro, es de la ignorancia basta de jugar con la Constitución, haremos respetar las leyes.

Fuerza, sabiduría y fe Venezuela, no estamos solos, el mundo nos observa allá la consciencia de quienes convaliden el totalitarismo. Lástima que Dilma Rouseff presa y torturada se haga ciega, que Mujica olvide sus años encarcelados, Bachelet los derechos de la mujer que defendió en la ONU y Santos allá borrado sus escritos críticos sobre la revolución socialista. El dinero (nuestro petróleo) compra mentes pero nunca la conciencia aún están a tiempo. @RanieroCassoni